Los Dueños Del Mundp

LOS DUEÑOS DEL MUNDO


Y como todos los viernes a las siete de la tarde, llega Vicente, con sus botas de charro mexicano: “estas botas me hacen ser el más macho de todos los machos”,respondía,
con un tono norteño muy marcado. Ese temple de hombre alto, fornido con tremendo bigotazo, pantalones de mezclilla, camiseta a pecho abierto y tejana un poco de “lao”. Gritoneando sedirige a Felipe, ¡Escúchame bien muchacho! “Trae una jarra con muchos hielos y que este bien reportada, mira que donde este caliente ahora si no te la acabas.” Y ahí va Felipe, su estimado compadre, allenarle la jarra al amigo para que no haya mas disparates, tantos años lado a lado en las buenas y en las malas, uno alto, el otro un enano pero al fin y al cabo como hermanos . A Felipe, pues bastacon saber lo que hasta ahora sabemos, su falta de presencia lo hacia que se inmiscuyera ante toda su colonia, unos sabían donde vivía, otros donde trabajaba, muchos otros ni siquiera lo conocían, peroen fin ahí estaba este señor sirviendo una jarra.
--No hay peor esclavo que el que ignora que lo es-- filosofaba el buen Enrique, que ante el pobre de Felipe, se mofaba muy discreto el hombre.¿Como han estado caballeros? Preguntaba el hombre entrante. -No seas ridículo Enriquito, si hace tan solo una semana que no nos vemos con un carajo.- respondió Vicente.
Aquella noche era muy buena, unaluna que brillaba con gran intensidad ante los ojos de aquellos viejos empedernidos, que una vez llego la jarra a la mesa comenzaron a beber, beber y beber, no había fuerza humana que los detuviera.Sin preguntas, sin reproches cada uno con su vida, su dolor, su felicidad, sus amores. Escuchando boleros, o cualquier bohemio se les alargaban las noches. Algunas veces Vicente se alejaba en el tiempoy lloraba como un niño pequeño, dejaba atrás todo su machismo mientras sacaba una foto de su madre, de cuando su madre era la mitad de joven de lo que él era, y lloraba: "la mujer más bonita del...