Los falsos moralistas

Me gusta lucir crucifijos en mi cuello, me gusta el hedor y el color de la sangre, aún más me gusta caminar en las noches cuando todos dormitan en sus cálidas habitaciones. Pero lo que más adorohacer en mis días mortales es escandalizar a la gente. Sí. No puedo negar lo gracioso que se ven los rostros de aquellos que se aterrorizan sólo porque ven una cruz invertida que reposa sin malestar en milánguido cuello. Aún es más divertido cuando aquellos seres preguntan – ¿y por qué siempre te vistes de negro?-. De verás es muy gracioso. Pero es más llamativo cuando abro mi portapapeles en públicoy alguien se percata de la presencia de una estampilla de Jesucristo. Sus rostros prácticamente se desfiguran. Y en el silencio de mi conciencia fantaseo con los pensamientos que pudieran teneraquellas personas en aquellos momentos ¡herejía! ¡Ritos satánicos! ¡Publicidad de secta barata!. Es seguida una sonrisa inunda mi rostro.

He llegado a concluir que entre más se produzca un efectoescandalizador en las personas, más me inclino a pensar que todos, absolutamente todos son falso moralistas. O que me dicen de aquellos que pregonan la justicia desde los tribunales y en sus casas pagan unmísero sueldo a su ama de llaves. Es sólo un ejemplo para esbozar cómo todas las personas tratan de ocultar su lado oscuro con doctrinas aprendidas que embellecen todo lo perverso de cada ser humano.Las religiones son las mejores constructoras de fachadas. Pero también lo son las absurdas tradiciones conservadoras en las que se debate una sociedad reprimida.

Cuando ocasionalmente enciendo latelevisión y veo una noticia perversa mis carcajadas se dispersan por toda la casa. Me rió de esa sociedad reprimida. Será que estoy enferma y aún no lo sé, de todos modos prometo a mis lectores unacita al psicoanalista. Es que es muy cómico escucharle a la presentadora del noticiero cosas como esta: “el sacerdote de la parroquia x enfrenta un juicio ante el tribunal tal por violación a un menor...