Los Heroes Amargos
Unai Fernández de Betoño Sáenz de Lacuesta, arquitecto y profesor de urbanismo
Universidad del País Vasco
RESUMEN
El estilo de vida norteamericano sigue depurando su invasivo modelo suburbano de ocupación
territorial. La obsesión por la seguridad ha irrumpido en el contexto de la ciudad difusa, dando como
resultado una nueva forma de crecimientocontemporáneo: la comunidad vallada. Se trata de una
versión americana de la villa medieval europea, en la que la iglesia parroquial ha sido sustituida por el
club de golf. Es el último peldaño urbano que ha escalado el homo ludens, espécimen posmoderno
empeñado en convertir el territorio en un parque temático. Nuevo urbanismo es la aparentemente
sofisticada etiqueta que se ha elegido paraencasillar un modelo de ciudad blindada que se parece
demasiado a la villa de la Edad Media. Ambos establecimientos humanos buscan emplazamientos
defensivamente estratégicos cuyo paradigma geomorfológico ideal es la isla. Ambas ciudades se rigen
por sus propias leyes. El fenómeno de estas comunidades privatizadas se está consolidando y no
tardará en aparecer el equivalente a la forma de crecimientoparasitario medieval del arrabal. En el
momento que se tenga que aumentar el perímetro de seguridad, quedará al descubierto lo ridículo que
es tratar de establecer la delgada línea existente entre el bien y el mal: ambos están en nuestro interior.
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INTRODUCCIÓN
Es innegable el atractivo de la idea de comunidad en una sociedad individual y fragmentada como la
que vivimos en estosprimeros compases del siglo XXI, varias décadas después de la crisis de las
izquierdas revolucionarias. Más, si cabe aún, en la tierra del sueño americano, en la Norteamérica
cuyo prototipo de ciudadano es el del hombre de negocios hecho a sí mismo, que aparentemente se
sitúa por encima de la idea de sociedad. El ciudadano morador de la vivienda unifamiliar con jardín es
quien más sufre eldesarraigo que produce el modelo de ciudad dispersa impulsado por las grandes
compañías petrolíferas, sabedoras de la extrema dependencia del automóvil que sufre este tipo de
urbanismo suburbano.
Barriada de clones domésticos o McMansiones cerca de Union, Kentucky, EEUU (fotografía de dominio público)
La problemática derivada de la barriada residencial periférica nace así en la falta de identidadinherente al suburbio. El residente de cualquier vivienda unifamiliar –cada vez menos familiar- del
extrarradio sufre en primera persona la ausencia de pertenencia a un grupo urbano, unidad vecinal o
barrio con personalidad distinta al resto. Sus casas son iguales, sus jardines son iguales, sus buzones
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son iguales, sus calles en fondo de saco son iguales. Es el contexto idóneo para queel adolescente y el
suburbanita de clase media deje de ser un extraño e ingrese bien en una banda callejera donde ser
respetado, o en un selecto club de golf dondo ser reconocido. Ambas agrupaciones prometen un mejor
estilo de vida y, aunque parezca paradójico, se retroalimentan de algún modo. Las dos tienen cierta
mentalidad de tiempos de guerra. Ambas fomentan la arquitectura del miedo.“En 1998 había en Norteamérica 29.000 bandas y un millón de miembros de bandas. La actividad de
las bandas es ahora presente en el 50% de los suburbios y los pueblos rurales con poblaciones
menores a los 9.000 habitantes. Grandes bandas viven hoy en comunidades de clase alta o media.”1
El fácil acceso a las armas de fuego no ayuda a resolver el problema de la violencia en los suburbios y,
apesar de que las cifras del crimen disminuyen globalmente año tras año, la sensación de la
ciudadanía es que la delincuencia en la jungla urbana va en constante aumento. Los ayuntamientos
dedican gran parte de su presupuesto a la seguridad, con el fin de acabar con la subcultura de
guerrillas, pero nunca es suficiente para el ciudadano que paga religiosamente sus impuestos. El
individualismo...
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