Los Invasores
Muy fácil hubiera sido quedarse en la posición de estos marginados, pero Egon Wolff va más allá; no soloanaliza las causas y consecuencias desde la mirada del dominado, sino que descarga una gran parte del protagonismo de la obra en el empresario Meyer, modelo de una clasedominante, que cada vez se ve más arrinconada por la fuerza del pueblo. Frente a Meyer, Wolff coloca a China («una entre mil», dice ella misma), la antagonista querepresenta a las clases marginales y que se responsabiliza del comienzo de la pequeña revolución que ha levantado la ciudad. En las conversaciones entre estos dosarquetipos es donde reside toda la carga política y filosófica de la obra. Sus diálogos, que recuerdan a los agones griegos, se traducen en juegos de perspectivas y palabrasque dejan al espectador lleno de incógnitas y planteamientos irresolubles en la pasividad de la butaca teatral. Solo cuando llega el desenlace y uno se levanta aaplaudir es consciente de que ahora es su turno y debe comenzar su propia invasión para obligar al cambio (aunque sea pequeñito y breve), para ocupar su puesto en el mundo.
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