los jovenes creyentes y el testimonio
Es evidente que Satanás se encarniza de una manera muy particular en los días actuales sobre el testimonio colectivo del Señor. Busca, por todos los medios, turbar y destruir las expresiones locales establecidas alrededor de Cristo en el terreno de la unidad del cuerpo, según las enseñanzas de su Palabra. La funesta acción del diablo se ejerce sindescanso sobre aquellos que aun proclaman su derrota y la victoria sorprendente de su Salvador.
Todos los creyentes que tienen el privilegio de ser parte de este precioso testimonio en el corazón de Cristo sin duda son objeto de los ataques sutiles del Enemigo, pero que aparecen dirigidos especialmente contra la nueva generación de testigos que tendrán, si la paciencia de Dios permanece aunun poco, la responsabilidad de mantener lo que el Señor nos ha confiado. También, aunque tenemos que lamentar en humillación nuestra propia infidelidad, desearíamos recordar a nuestros queridos jóvenes, con todo el afecto que les tenemos, algunas exhortaciones que nos fueron dirigidas a nosotros mismos por aquellos que nos han precedido.
Los dos grandes principios de un testimonio fielson: la puesta aparte para Dios, que implica la separación radical de todo mal moral y doctrinal (2ª Corintios 6:17), en la mortificación de nuestra vieja naturaleza; y luego el mantenimiento de una comunión ininterrumpida con el Señor por medio de la acción del Espíritu Santo. Necesitamos constantemente orar y velar, porque precisamente en estos dos dominios el peligroso adversario despliegasus esfuerzos.
La mayoría de vosotros sin duda han tenido el privilegio de haber sido criados en una familia cristiana, donde han podido aprender desde la infancia «las Sagradas Escrituras, las cuales pueden hacer sabio para la salvación » (2ª Timoteo 3:15).
Después ha llegado una época en sus vidas donde, habiendo escogido personalmente esta salvación, y siendo sellados por el Espíritu Santo(Efesios 1:13), han probado el deseo de responder al anhelo del Señor y han tomado lugar en su Mesa.
Han mostrado hasta aquí felices disposiciones; pero es preciso ahora señalar la gran importancia que tiene para el testimonio el matrimonio de aquellos que el Señor llama a formar un hogar.
La unión realizada « en el Señor » (1ª Corintios 7:39), nacida de un profundo ejercicio delantede Él con oración, es una condición primordial para un buena marcha en conjunto en la carrera cristiana. El Espíritu Santo inclina ambos corazones teniendo el mismo pensamiento, en particular sobre el terreno de la reunión y del testimonio individual y colectivo. Luego cada uno recibirá a su futuro cónyuge de parte del Señor con la feliz convicción de que todo ha sido dirigido porÉl.
Encontramos en la Palabra muchos ejemplos para nuestra instrucción sobre este tema. Deseamos considerar en conjunto simplemente algunos:
La unión de Isaac y Rebeca nos es relatada en Génesis 24. Isaac tiene confianza en la acción del siervo de Abraham, figura del Espíritu Santo, para encontrar a la esposa que le ha sido destinada por Jehová. Delante del pozo del “Viviente-que-me-ve”;puede Isaac meditar en la seguridad de que no será decepcionado.
En cuanto a Rebeca, su solícita devoción en servir a este extranjero aun mas allá de su petición, muestra muy bien que su corazón estaba preparado en el secreto para discernir el llamamiento de la fe, y responder sin vacilación.
Pensamos también en Amram y Jocabed, los padres de Moisés. Leemos enÉxodo 2:1:« Un varón de la familia de Leví fue y tomó por mujer a una hija de Leví » Este levita no le satisface buscar esposa en medio del pueblo de Israel, no desea salir de su propia tribu, que había sido dedicada al servicio del santuario. ¿No tenemos allí una brillante ilustración de la importancia para ambos esposos, de encontrarse sobre el mismo terreno en cuanto al testimonio del Señor?...
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