los logoros
La mujer beneficiada por ese favor le agradeció al joven:
-Gracias joven, es todo uncaballero-
Y Cesar contesto:
-De nada bella dama-
La mujer le agradeció al joven con palabras tan sentimentales, que atrajo la atención de tres o cuatro navegantes. Poco después se desalojo el asientoy se lo ofrecio con mucho entusiasmo, la dama tuvo un lindo gesto de alivio. Cesar se sintió con la esperanza de que viajarian sin disgusto alguno.
Poco después subio otra señorita y no había unlugar donde sentarse a si que Cesar le dijo:
-Señorita tome mi asiento-
Y la dama le contesto:
-Que amable es usted joven-
Esta vez no fueron cuatro personas, sino 9 personas que vieron su cortesía.Cesar se puso tan emotivo. Durante el camino, la mujer no le quitaba los ojos encima a Cesar como diciendo- “Aquí hay un hombre caballeroso”-.
Cesar tuvo la idea de abandonar el coche, pero ladescarto inmediatamente, sintiéndose con honradez a la situación, con la esperanza de dar otro favor.
Cuadras después bajo un pasajero, desde el otro lado del camión, una señora le designo para ocupar elasiento vacio. Lo hizo con una mirada, pero tan dominante, que detuvo el ademan de una persona que se le adelantaba, que el atravesó el camión con un paso vacilante para ocupar en aquel sillón un sitiode honor.
Algunos viajeros masculinos que iban parados de pie sonrieron con envidia. Cesar adivino su envidia, sus celos, su resentimiento y se sintió un poco preocupado. Las mujeres, en cambio,parecían protegerlo con su efusiva aprobación silenciosa. En la otra calle después, Cesar tuvo otra prueba, subio al camión una señora con 2 chamacos pequeños. Un niño en brazos y el otro apenas...
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