Los Malditos (Obra De Teatro)
de Raúl Hernández Garrido *
Premio CALDERÓN DE LA BARCA
DRAMATIS PERSONAE
COMANDANTE
SARGENTO
NIÑO
TANIT
DENIT
CARNIT
LICENCIADO
MORENO
MUJER
LA ACCIÓN
La Selva, en una isla,
tan lejos de cualquier parte.
UNO.-
(Un NIÑO de unos doce años, apenas cubierto por harapos, restos de viejos uniformes, golpea un cococontra unas rocas. Contrariado por no poder resquebrajar su corteza, lo arroja con fuerza contra el suelo. Oye ruidos. Se oculta. Un hombre de unos más que cansados cincuenta años, el SARGENTO, vestido con un desmañado traje de campaña, examina un cepo, escondido en la maleza, en el que hay atrapado un animal escuálido, que es y no es un conejo. Con la navaja, le hace un corte preciso en el cuello, yel animal cesa toda actividad. El calor es sofocante. El SARGENTO, agotado, se sienta en una roca. Deja de pie el fusil, en el suelo, apoyado el cañón a su espalda, y comienza a despellejar el conejo. Sin soltarlo, busca dónde hacer fuego. Apila ramas, maleza, en un claro que ha hecho entre la hierba. Saca una gastada caja de cerillas. Sólo queda una. Con sumo cuidado, la enciende, y se aplica aencender la hoguera. Arrastrándose como un alimaña, el NIÑO se extiende hasta tocar el arma, y sigilosamente lo atrae hacia él. El SARGENTO se levanta, tirando la cerilla sin haber encendido el fuego, y de una patada deja fuera del alcance del NIÑO el arma. Carrera desesperada entre el SARGENTO y el NIÑO por alcanzar el fusil. El NIÑO llega antes. El SARGENTO le pisa la mano, pero él, reprimiendoel dolor, no suelta el fusil, y de un tirón, se hace con el arma, apuntando al SARGENTO. El chico se ríe como un demente. Una risa corta y quebrada.)
SARGENTO:
Tranquilo, hijo, tranquilo. Cuidado con lo que haces, ten mucho cuidado. Nadie te va a hacer daño. Eso es, baja el fusil. Se podría disparar. A nadie le gustaría que se disparara. ¿Cómo te llamas?
Tranquilo. Es raro ver a alguien poraquí, ¿sabes? Puedes caminar toda una vida sin ver un alma. Mala cosa, a veces. Puede que haya alguien más, escondiéndose, acechando. Ahora, por ejemplo, quién sabe, oculto en la espesura. Con un fusil como ése, por ejemplo, apuntándote a la cabeza. O a los cojones. Crees que los tienes bien puestos, ¿eh? No querrás perderlos, ¿eh? ¿Vas a seguir apuntándome con eso? Bájalo. No te haré nada, hablaremostú y yo, y las cosas irán bien. Porque no querrás encontrarte con una bala entre los ojos. Es algo que yo no querría para mí. ¿Crees que no hablo en serio? Fíjate, las ramas. ¿Lo oyes? No es el viento. No hay viento, no puede ser. No soy yo. No eres tú.
(El NIÑO mira a los matorrales, y el Sargento aprovecha para, de un manotazo, quitarle el fusil, y de un puñetazo tenderle en el suelo. ElSargento se echa encima de él, inmovilizándole.)
¿Quién eres? ¿De dónde sales? Respóndeme. ¿No tienes lengua? Te voy a partir la cara... Mierda de crío... ¿Sabes lo difícil que es hacer fuego aquí?
(PAUSA)
Habla.
Llevas dos días siguiéndome.
Habla.
(PAUSA)
Te queda mucho que aprender. No es tan fácil seguir a alguien, no es tan fácil como echarse a andar tras sus pasos. Ir callado,en silencio, es cometer el mayor error. No se te había ocurrido, ¿eh? Todo suena en la selva. Ir en silencio es como ponerse campanillas en los pies. Tú que vas a saber. ¿No quieres decirme quién te manda? Qué suerte tienes. Otro ya te hubiera abierto en dos, pero soy un sentimental. ¿Duele? Más te dolerá si no obedeces. Habla. Y te creías todo un valiente... ¿Sigo apretando? ¡Habla!
NIÑO: Quierounirme al Comandante.
SARGENTO: ¿Qué comandante?
NIÑO: Usted es uno de los suyos. Lo sé. Quiero unirme a la tropa.
SARGENTO: No conozco a ningún comandante.
NIÑO: Mire qué corneta. Cuando la encontré estaba oxidada. Ahora brilla como nueva. La he limpiado con arena. Yo seré el corneta del Comandante.
SARGENTO: No hay ningún comandante.
NIÑO: Yo le he visto. Caminando, sobresaliendo por...
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