Los monstruos de la razón
El presente ensayo seguramente contacta algunas de las preocupaciones esenciales de las más profundas líneas de pensamiento filosófico en el siglo XX: la fenomenología, el pensamiento socio-crítico y el llamado pensamiento de la diferencia. No obstante, lo aquí consignado no constituye una revisión crítica de dichos pensamientos, ni siquiera los referenciabibliográficamente; y ello es así, en razón a que ubicado aún en el horizonte de la modernidad, el autor, como apuesta personal y a manera de colofón, pretende hacer su propia descripción retrospectiva, esto es, una reflexión crítica a posteriori sobre el despliegue del pensamiento ilustrado en la historia contemporánea, dejando para un momento académico más propicio la discusión específica en torno a lascorrientes filosóficas mencionadas
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Hay algo que me llena de perplejidad en la tradición del pensamiento occidental, algo que en la dinámica expansiva de Europa durante toda la llamada edad moderna, pretendió hacerse universal, y no deja de aterrarme, no obstante ser quizás su lugar más común; ello es, su vocación por lo absoluto, su capacidad para la generalización, el ansia indoblegablede engastar el mundo todo en un sistema, a despecho de la singularidad de lo real, pretendiendo incardinar lo heterogéneo en el bizarro cuerpo de un pensamiento total. Este rasgo se patentiza en el pensamiento moderno, constituyendo el clímax de una larga tradición que tiene sus fuentes más cimeras en el clasicismo griego con Platón y Aristóteles y en la antigüedad cristiana con San Agustín. ParaPlatón las ideas eran las figuras cerúleas del mundo inteligible o mundo verdadero (de allí presume la legitimidad del rey filósofo en el que se apuntala el despotismo ilustrado). En Aristóteles lo real es una estructura categorial (en ella se escudó la cerrazón clerical de la edad media) y Agustín de Hipona ve en Dios el mundo inteligible desde donde la verdad irradia hacia el interior delhombre (flujo luminiscente que inútilmente exorna su utópica Ciudad de Dios).
En el desarrollo del pensamiento occidental un sistema filosófico totalizante sucede a otro, ya como su complemento, ya como su contrario y del ámbito coloquial de las lucubraciones filosóficas tornan al vehemente ámbito de los hechos políticos que hacen arder la sangre en las hogueras inquisitoriales o correr fuera delas arterias en los altares sacrificiales de las revoluciones. Con sonrisa procaz decía Ambrose Bierce -el atroz Ambrose Bierce- que la guillotina es una “máquina que hace que un francés se encoja de hombros por una buena razón”1. Esa definición nos hace ya prefigurar la derivación histórica del sueño de la ilustración: el acallamiento de la existencia bajo el peso opresivo de los artefactos, lanormatización, la burocratización y la racionalización. Robert Musil pensaba por demás, con igual sorna, sobre el carácter optimista de la historia, que ésta “siempre toma una decisión con entusiasmo pero pronto se desvía hacia la contraria”2, así se lee en el capítulo sesenta y dos del primer tomo de su Hombre sin atributos.
Salir de la minoría de edad en andas de la diosa razón, tal fue ladivisa de la ilustración. Ya Agustín nos prometía algo similar, pero con el expediente de la fe, “Cuando total y perfectamente esté yo unido a Vos, no habrá ya para mí de ningún modo trabajo ni dolor alguno, y mi vida será totalmente viva, porque toda estará llena de Vos”3. En aras de superar el providencialismo religioso la modernidad inventa el suyo propio: la felicidad apuntalada en la razón y lalibertad. La diferencia es que mientras el credo de la cruz nos propone con razones la fe en la verdad revelada, esto es, la fe en la fe; la ilustración nos increpa la fe en la razón, invocando con igual pasión la conquista de la totalidad y encomiando con el mismo entusiasmo el advenimiento de la perfección. Los sueños de la razón están plagados de esta ávida sed de plenitud –calabobos del...
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