Los niños no saben prometer

LOS NIÑOS NO SABEN PROMETER.
Acercamiento neurolingüístico a los actos de habla

De la neurología y la filosofía del lenguaje.
Nadie objeta en la actualidad el rol del lenguaje en la regulación de los actos voluntarios. Filósofos del lenguaje y neuropsicólogos coinciden en que aquél sirve al hombre para modular la conducta, si bien los tributos de sendas observaciones sobre este particulartoman, como es de esperar, derroteros de diferente tipo. Los primeros, por su parte, sitúan su interés en cómo se relacionan las palabras con el mundo, en tanto que los segundos, por la propia, se ocupan del lenguaje como actividad mental sintética y de su organización cerebral.
La convergencia entre la neurología y la filosofía del lenguaje vendría entonces a explicar el mundo del lenguaje desdeun escorzo en que se vinculan sendas atenciones, para modelarnos un lenguaje que nos revela los mecanismos cerebrales que operan en la representación de la realidad extralingüística.
Históricamente, el término neurolingüística se lo asocia a menudo con el estudio de las afasias, cómo lesiones en específicas áreas del córtex cerebral pueden afectar el lenguaje como actividad mental sintética.Desde ya advertimos que nuestra investigación no intentará describir tal o cual lesión que afecta tal o cual elemento del lenguaje. En lugar de lo cual, nos proponemos describir qué mecanismos cerebrales influyen en la representación y ejecución de determinados actos de habla que confronta un niño de hasta 4 años de edad, período durante el cual el cerebro se encuentra en un estado de inmadurez, y,por último, cómo se manifiesta en este niño la relación entre el lenguaje y la conducta —o sea, la acción.
Se coincidirá en el hecho de que los niños, en este período, son incapaces de formular expresiones tales como:
(1) ¿Qué tal si acordamos encontrarnos aquí mismo mañana a las 5 de la tarde?;
(2) Te prometo que voy a acompañarte ahorita a la enfermería;
(3) Te apuesto un peso a que mimamá viene más temprano que la tuya.
Las causas que nos conducen a tomar esta postura descansan sobre la creencia de que el niño no comprende el significado de la expresión lingüística y que, por lo tanto, él no piensa así, razón por la cual él no podrá realizar la acción motora. ¿Qué tienen en común estas emisiones (y otras de la misma especie) para que la regulación de los actos motores por ellenguaje se vea afectada? Se arguye que las causas están relacionadas con la incomprensión del significado; luego, ¿qué característica tiene el lenguaje del niño que impide la total función reguladora del lenguaje? Se arguye, además, que el niño no piensa así; luego, ¿qué característica tiene el pensamiento del niño? Todavía nos restaría por plantearnos otra interrogante de consideración relacionadapropiamente con la acción motora, esto es, la ejecución de la tarea misma. Aun en el caso de que el niño reprodujese la emisión de esta frase —en el cual caso habríamos de despreciar el número de intentos que tomaría al niño reproducir dicha emisión—, ¿podría él ejecutar la acción? Las causas de estas incapacidades residen todas en la inmadurez cerebral del niño, sobre todo de aquellas zonas que seocupan en el análisis y síntesis de la información que llega desde los órganos sensoriales.
A diferencia de los animales irracionales, en el cerebro humano las zonas primarias, responsables de conducir los estímulos de orden somatotópico al córtex, ocupan menor volumen en relación con las zonas secundarias, responsables del análisis y síntesis de la información somatotópica1. Esta reparticióndesigual del volumen cortical es la que posibilita que el hombre pueda realizar tareas complejas como la planificación y la abstracción que (1), (2) y (3) proponen. Tal organización cerebral de zonas primarias y zonas secundarias pueden ser advertidas en todos los córtex cerebrales: en el motor, en el auditivo, en el visual, etc..
El cerebro del niño, por mor de la inmadurez cerebral, es...