Los Perros Hambrientos

Páginas: 5 (1212 palabras) Publicado: 13 de diciembre de 2012
LOS PERROS AMBRIENTOS
El ladrido monótono y largo, agudo hasta ser taladrante, triste, como un lamento, azotaba el vellón albo de las ovejas, conduciendo la manada. Ésta, marchando a trote corto, trisca que trisca el ichu duro, moteaba de blanco la rijosidad gris de la cordillera andina.
Era una gran manada, puesto que se componía de cien pares, sin contar los corderos. Porque ha de saberse quetanto la Antuca, la pastora, como sus taitas y hermanos, contaban por pares. Su aritmética ascendía hasta cinco, para volver de allí al principio...
La Antuca y los suyos estaban contentos de poseer tanta oveja. También los perros pastores. El tono triste de su ladrido no era más que eso, pues ellos saltaban y corrían alegremente, orientando la marcha do la manada por donde quería la pastora,quien hilando el copo de lana sujeto a la rueca, iba por detrás en silencio o entonando una canción, si es que no daba órdenes. Los perros la entendían por señas y acaso también por las breves palabras con que les mandaba ir de un lado para otro...
La dulce y pequeña voz de la Antuca moría a unos cuantos pasos en medio de una desolada amplitud de la cordillera, donde la paja es apenas un regalo dela inclemencia.
El sol es mi padre, la luna es mi madre y las estrellitas son mis hermanitas.
Los cerros retorciéndose, erguían sus peñas azulencas y negras, en torno de las cuales, ascendiendo lentamente, flotaban nubes densas.
La importante y callada grandeza de las rocas empequeñecía aún más a las ovejas, a los perros, a la misma Antuca, chinita de doce años que "cantaba para acompañarse".Cuando llegaban a un pajonal propicio, cesaba la marcha y los perros dejaban de ladrar. Entonces un inmenso y pesado silencio oprimía el pecho núbil de la pastora. Ella gritaba:
- Nube, nube, nubeée... Porque así gritan los cordilleranos. Así, porque todas las cosas de la naturaleza pertenecen a su conocimiento y a su intimidad.
- Viento, viento, vientooooo...
- Perro, perrito bonito...
Y asípasaba el día, viendo la convulsionada crestería andina, el rebaño balante, el cielo era azul, era nublado y amenazador. La Antuca hilaba charlando, gritando o cantando a ratos, y a ratos en silencio, como unimismada con el vasto y profundo silencio de la cordillera, hecho de piedra e inconmensurables distancias soledosas.
El Zambo la acompañaba lentamente, irguiendo las orejas ante el menorgesto suyo, pronto a obedecer, aunque también se permitía a reclinar la cabeza y dormir, pero con sueño ligero, sobre las suave bayeta de la pollera.
Algunos días... aparecía el Pancho, un cholito pastor. Lo llamaba entonces la Antuca y él iba hacia ella, anheloso y alegre, después de haberse asegurado de que su rebaño estaba a bastante distancia del otro y no se entreverarían. Lo acompañaba un perroamarillo que cambiaba gruñidos hostiles con Zambo, terminando por apaciguarse ante el requerimiento regañón de los dueños. Éstos fraternizaban desde el comienzo. Conversaban, reían. El Pancho cogía la antara que llevaba colgada del cuello mediante un hilo rojo y se ponía a tocar, echando al viento las notas alegres y tristes de los huainos y las atormentadas de los yaravíes. Uno llamadoManchaipuito angustiaba el corazón de la Antuca y hacía aullar a los perros.

Es que es muy triste... No lo toques...
...Pero en el fondo de sí mismo deseaba oírlo, sentía que el desgarrado lamento de Manchaipuito le recorría todo el cuerpo proporcionándole un dolor gozoso, un sufrimiento cruel y dulce. La cauda temblorosa de la música le penetraba como una espada a herirle raudamente, peroestremeciéndole con un temor recóndito de entrañas.
El Pancho le presentía y continuamente hacía gemirlos carrizos de su instrumento con las trémulas notas del yaraví legendario. Luego le decía: Cómo será querer, cuando llora así...
La Antuca lo envolvía un instante en la emoción de su mirada de hembra en espera, pero luego tenía miedo y se aplicaba a la rueca y a regañar al aullador Zambo. Sus jóvenes...
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