Los platos del diablo
La vida de Ricardo Azolar transcurre entre su pertinaz esfuerzo por escribir y su empleo en una editorial, no imagina su destino como una continuación de lascircunstancias en las que nació: adversas, precarias, mediocres a su modo de ver, y toma la literatura y los libros como el único vínculo con el mundo que más le gusta. Desde su infancia determinó su destino como escritor, pues posee una autoestima que excede los límites de sus propias habilidades en el campo de la literatura, siempre necesitó crear un texto estimable, que lo ayudará a combatir los desairesque sufre en otros aspectos de su vida.
Sin embargo, a pesar de su interés legitimo, y su empeño fervoroso por llegar a construir un universo narrativo que lo pudiese catapultar a la palestra literaria, no lo lograría de un modo transparente:
“Si, el emprendió esa aventura. Pero cada nuevo esfuerzo culminaba en otra imposibilidad. Las malditas palabras. Era cierto lo que escucho decir alguna veza Malva Granados: El escritor –dijo es el mas desprovisto y desvalido de todos los artistas, no posee sino las palabras, las mismas palabras gastadas de todos los días, para intentar algo perdurable.” (Eduardo Liendo, Los platos del diablo, 57).
A través de la “imposibilidad” de este personaje, Liendo construye un discurso que revela algunas aproximaciones sobre lo que significa el hecho de lacreación. Azolar se encontraba en la búsqueda de la forma “perfecta”, idealizada, nada de lo que lograba le parecía meritorio, nada era suficiente para él, necesitaba una obra que le garantizase la perpetración en el tiempo, la gloria literaria.
Por el contrario, para Daniel Valencia, el otro escritor, perteneciente a un ambiente familiar favorable, lo más importante era simplemente ponerse a latarea de concebir la obra según sus propias necesidades, sin esperar el ojo aprobador del lector, no le interesaba el éxito, tan solo el ejercicio de la escritura.
Ambos personajes prefiguran arquetipos del escritor. Azolar: solitario, con una vida signada por la lectura y los libros, alejado de otro tipo de intereses. Valencia, por el contrario, es completamente opuesto, su imagen no es la deun escritor convencional: “Incluso en su modo de vestir se advertía cierta originalidad… Su figura correspondía mejor a la supuesta en un juvenil jugador de tenis que en un escritor.” (Eduardo Liendo, Los platos del diablo, 24).
A través del encuentro entre estos dos personajes la trama cobra vida, la presencia femenina –se enamoran de la misma mujer, Lisbeth-, la insatisfacción y los celosserán los puntos de quiebra de una relación que culmina en el crimen, del cual ya tenemos conocimiento a partir de la primera página.
Liendo echa mano de la estructura de la novela policial para presentarnos los hechos. Sin embargo, la trama policial es a penas un recurso que busca reafirmar el sentido de “lo literario” pues el motivo del crimen es precisamente el robo de un manuscrito, mediante el...
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