LOS QUE ABADONAN LA NI EZ

LOS QUE ABADONAN LA NIÑEZ
Giberti, Eva.
Alrededor de los cinco años, encontramos un matiz nuevo: comienzan a sentir nostalgia por algo que antes conocieron y que ahora no encuentran: la frustración reside en que algo que anhelaban encontrar, no aparece. Así surge la pregunta: ¿”Cómo es que mi mamá no está aquí si yo la preciso?” señala la presencia de algo faltante que se reconoce cuando falta;como si la vivencia de injusticia fuese previa al sentimiento de justicia. ¿Cómo aparecería el sentimiento de injusticia antes de conocer la justicia?. Cabe una lectura interpretativa acerca del vacío que impregna vivencialmente al niño, relacionado con la ausencia de alguien, posteriormente asociada con lo que denomino sentimiento de injusticia (“lo que me falta y debiera tener”), particularmenteen relación con la figura tutelar.

Si enlazamos la enunciación de estos temas con las madres que precisan liberarse del niño para trabajar o estudiar, encontraremos una clave de este sentimiento de vacío, impregnado por la necesidad de tener algo que ya no se posee o de lo que no se dispone – la madre – y que planteo como vivencia de injusticia.

Paradojalmente, esta vivencia que por extensiónclasifico como sentimiento –parecería anunciarse – antes de la comprensión de la justicia. Tesis que cuenta con otra vertiente: la demanda infantil para que alguien actúe en su nombre y le permita triunfar sobre otro (un compañero de juego). Los padres, las maestras jardineras, son las figuras mediadoras entre quien ataca y el que se siente víctima. Se construye, entonces, debido a estasexperiencias, el registro de otra identidad coyuntural: ser víctima, acompañado por la necesidad de ser defendido y la saturación psíquica que produce el sentimiento de injusticia. Aprende a reconocer que no necesariamente contará con quien lo defienda y que habrá otros (atacantes) que podrán más que él.

Es justamente, ese contacto con el mundo externo lo que conducirá a la creación de una ética personal,articulada con las apreciaciones subjetivas que en un primer momento son de índole moral y posteriormente – en la adultez – mediante procesos reflexivos, podrá constituirse en concepción ética acerca de la justicia, que es una construcción social.

En la vida de los padres, acaecen altibajos. En especial cuando deben decidir con quien dejar a los hijos pequeños. La necesidad de trabajar –a vecesdurante horarios extendidos – creó maternidades y paternidades en estado de delegación permanente. El posicionamiento de los padres como sujetos de y para el trabajo condujo a que tuviesen que encontrar terceros en quienes delegar la crianza de sus hijos, y sin contar siempre con abuelos o empleadas de servicio doméstico. La apelación de las instituciones se tornó inevitable. Y en este punto lasaguas se dividen rotundamente: las instituciones que resguardan a los niños pobres y las que se ocupan de niños que no sobrellevan la pobreza.

La definición tradicional de “la niñez” eludió cualquier matiz económico o étnico, como si todos los niños fuesen iguales y como si los procedimientos adultos para con ellos fuesen equivalentes. Lo cual constituye una lectura política en cuanto a laidealización que propone y a las negaciones que protagoniza.

Mediante una operación semántica que inventó la niñez, se los separa simbólicamente, en niños y niñas, de sus circuitos de pertenencia y se los universalizó. Al mismo tiempo, se los concibió como miembros de una categoría de la cual serían fundadores; pero, aun fundándola, esa categoría no les pertenece.

La categoría niñez abarcó a niñas yniños porque se imaginó conocerlos; su supuso que sería factible prever sus conductas acordes con la educación que recibieran. Pero, cuando – afines del siglo XIX – el psicoanálisis interpeló al sujeto y descubrió los contenidos del mundo psíquico de la infancia, fue preciso enfrentarse con una complejidad no prevista por quienes inventaron la idea. Se congeló en una expresión las presencias...