Los Romances De Garcia Lorca
Desde su "Casada infiel", que él mismo califica como "popular hasta la desesperación[...], lomás primario, lo más halagador de sensualidades" (García Lorca, 1969:62), a los espléndidos "Romance de la pena negra" o el "Romance sonámbulo", hay una gradación de matices, de forma de relatos más o menos empapados de lirismo, con raíces dramáticas más o menos hondas.
El análisis de tres de sus romances permitirá ver esa gradación. El "Prendimiento de Antoñito el Camborio en el camino deSevilla" y la "Muerte de Antoñito el Camborio" (García Lorca, 1987: 417-20), que forman una unidad, responden al tipo esencialmente narrativo. En el primero, se cuenta cómo la guardia civil coge al gitano y, en el segundo, cómo lo matan sus cuatro primos. El retrato del bello gitano se recorta sobre el fondo tranquilo de su caminar hacia Sevilla "a ver los toros" y, en un segundo momento, en laantesala de la muerte, cuando llama por su nombre a García Lorca y le formula ese ruego impensable: "Ay, Federico García, / llama a la Guardia Civil!". Las recurrencias traban los romances. El lector une esos "limones redondos" que corta el gitano y va tirando al agua, con la limonada que beben los guardias civiles; ahí queda esa inmarcesible agua de oro antes de que llegue el prendimiento.
Larepetición abre y cierra el poema de la "Muerte" con lírico estribillo: "Voces de muerte sonaron/ cerca del Guadalquivir [...] voces de muerte cesaron/ cerca del Guadalquivir". En medio, el ataque, la lucha brava-se capta su desesperado movimiento-, bellísima, y la muerte. El romance esencialmente cuenta, narra.
En el "Romance de la luna, luna" (García Lorca, 1987: 393-94), se instala el dramatismo. Enél se inventa un mito, así lo dice el propio poeta: "El libro empieza con dos mitos inventados. La luna como bailarina mortal y el viento como sátiro. Mito de la luna sobre tierras de danza dramática, Andalucía interior concentrada y religiosa...", García Lorca, 1969:54. La impresionante escena de la seducción de la luna-muerte sucede ante los ojos del lector que ve la mirada del niño al bailelúbrico y puro de la luna, oye cómo ansía protegerla de los gitanos ¡a ella!, asiste a la indiferencia aparente de ella, la seductora, que sabe muy bien el futuro: "Cuando vengan los gitanos,/ te encontrarán sobre el yunque/ con los ojillos cerrados". Queda el contrapunto de esa escena intensísima, ¡en donde el elegido quiere defender de los hombres a la muerte! : el lector ve cómo se acercan...
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