Los Seis Napoleones

Páginas: 34 (8355 palabras) Publicado: 16 de junio de 2015
Sir Arthur Conan Doyle

Los seis Napoleones

Los seis Napoleones
Abril 1904

Sir Arthur Conan Doyle

Sherlock-Holmes.es

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Los seis Napoleones

No tenía nada de raro que el señor Lestrade, de Scotland Yard, pasara a visitarnos por las
tardes, y sus visitas eran muy bien acogidas por Sherlock Holmes, porque le permitían mantenerse al
día de lo que sucedía en la dirección de la policía. A cambiode las noticias que Lestrade traía,
Holmes se mostraba siempre dispuesto a escuchar con atención los detalles del caso en el que
estuviera trabajando el inspector, y de cuando en cuando, sin intervenir de manera activa, le
proporcionaba algún consejo o sugerencia, sacados de su vasto arsenal de conocimientos y
experiencia.
Aquella tarde en concreto, Lestrade había estado hablando del tiempo y delos periódicos, y
después se había quedado callado, chupando pensativo su cigarro. Sherlock Holmes le miró- con
interés.
-¿Tiene algo especial entre manos? -preguntó.
-Oh, no, señor Holmes, nada de particular.
-Está bien, cuéntemelo todo.
Lestrade se echó a reír.
-De acuerdo, señor Holmes, no puedo negar que hay algo que me tiene preocupado. Y sin
embargo, se trata de un asunto tan absurdo que nome decidía a molestarle con ello. Por otra parte,
si bien es un asunto trivial, no cabe duda de que es raro, y ya sé que a usted le gusta todo lo que se
sale de lo corriente. Aunque, en mi opinión_, cae más en el campo del doctor Watson que en el suyo.
-¿Una enfermedad? -pregunté yo.
-Locura, más bien. Y una locura bastante extraña. ¿Se imaginan que exista a estas alturas una
persona que sientatanto odio por Napoleón que se dedique a romper todas las imágenes suyas que
encuentra?
Holmes volvió a recostarse en su asiento.
-No es asunto para mí --dijo.
-Exacto. Eso decía yo. Sin embargo, cuando este hombre asalta casas para poder romper
imágenes que no le pertenecen, la cosa escapa de la jurisdicción del médico para entrar en la del
policía.
Holmes se enderezó de nuevo.
-¡Asaltos! Eso esmás interesante. Cuénteme los
detalles.
Lestrade sacó su cuaderno de notas reglamentario y
refrescó la memoria consultando sus páginas.
-El primer caso denunciado tuvo lugar hace cuatro
días -dijo-. Ocurrió en la tienda de Morse Hudson, un
establecimiento de Kennington Road dedicado a la venta
de cuadros y esculturas. El dependiente había pasado un
momento a la trastienda cuando oyó un ruido derotura.
Acudió corriendo y encontró, hecho pedazos en el suelo,
un busto de escayola de Napoleón que había estado
expuesto en el mostrador junto con otras obras de arte.
Salió corriendo a la calle, pero, a pesar de que varios
transeúntes declararon haber visto a un hombre salir con
prisas de la tienda, no pudo localizarlo ni identificarlo.
Parecía uno de esos actos de vandalismo gratuito que
ocurren decuando en cuando, y así lo hizo constar el
policía de servicio en su informe. La escayola no valía
más que unos chelines, y la cosa parecía demasiado
infantil como para investigarla.
»Sin embargo, el segundo caso fue más grave, y también más extraño. Ocurrió anoche mismo.
»En la misma Kennington Road, a unos cientos de metros de la tienda de Morse Hudson, vive un
médico muy conocido, el doctorBarnicot, que tiene una de las clientelas más numerosas al sur del
Támesis. Su residencia y consultorio principal están en Kennington Road, pero tiene también un

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Los seis Napoleones

quirófano y dispensario en Lower Brixton Road, a dos millas de distancia. Resulta que este doctor
Barnicot es un ferviente admirador de Napoleón, y tiene la casa llena de libros, retratos y reliquias del
emperador.Hace poco tiempo, compró a Morse Hudson dos reproducciones en escayola de la
famosa cabeza de Napoleón esculpida por el francés Devine. Colocó una en el vestíbulo de su casa
de Kennington Road y la otra en la repisa de la chimenea del quirófano de Lower Brixton. Pues bien,
cuando el doctor Barnicot se levantó esta mañana se quedó estupefacto al descubrir que su casa
había sido asaltada por la...
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