Los siete enanitos y el lobo feroz.
Es por eso, y no creo que alce mi vozsingularmente, que cuando veo a un obrero con su billete de lotería premiado saltando alrededor de sus convecinos, me alegro, dentro de mí le felicito pero no solo por las mejoras que va a vivir, sinolas que les ha quitado a otros, más pocos, que tampoco las necesitaban tanto “por fin un poquito de justicia”, leo en mis adentros. En Chile este tipo de justicia tiene el nombre de treinta y treshombres.
La tragedia pudo ser para los mineros esa recompensa, personas que por una vez son capaces de recibir un apoyo institucional y económico, aunque luego resulte una recompensa oscura, húmeday dolorida. Los altos cargos estaban allí para recordarles que nunca les habían abandonado, a ellos y a toda la prensa de carácter mundial acreditada, “muchas gracias” deberían responderles losenanitos “¿pero las mejoras laborales que eviten esta situación cuándo comienzan? ¿Para cuándo nos garantiza un puesto digno y seguro?”. Las marcas ante tanta cámara sólo tuvieron una idea, llevar susproductos y regalarles en forma de ofrenda uno para cada uno, ahora los mineros podrán gozar de un móvil de última generación capaz de conectarse a internet, en una zona donde tan solo una de cada trespersonas pueden hacerlo de forma habitual, el cachondeo, a vista de todos “tiene GPS que evitará futuras pérdidas en la mina”.
Parece increíble que una acción tan solidaria pueda resultar tan viperinae interesada y por ello ya no me alegro. Porque el favor, aunque sea de carácter materialista, no se lo hacen a los encerrados sino a los objetivos de los pocos y porque una vez más los Grandes se...
Regístrate para leer el documento completo.