Los Simpatizantes De La Nueva Ola Y El Tsunami Mega-Ciber-Tecno.

Los simpatizantes de la nueva ola y el tsunami mega-ciber-tecno.

por Miguel Lozano


Quien quiera que se acerque al estudio de alguna disciplina humanística. Tomará contacto tarde o temprano con el intento de reconocer un punto de identificación de «lo humano».

Esta búsqueda de condiciones específicas que separen la humanidad del resto de las especies animales que comparten el planetacon nosotros es a primera vista muy sencillo.

Muchos han sido los intentos teóricos de despegar del discurso meramente biológico esta diferenciación, el lenguaje, el uso de la herramienta, el trabajo...y varios otros productos culturales configuran el núcleo argumental de los intentos mas logrados.

A la vez, otro grupo de pensadores de raigambre biologicista, se empeña en encontrar en elmundo animal conductas típicamente humanas, y sugerir de este modo, que mantenemos a nivel conductual con otras especies una continuidad muy profunda.

Tanto cuando intentamos diferenciarnos, como cuando buscamos los parecidos que tenemos los humanos con las demás especies animales, aparece una dificultad adicional dada por nuestra tendencia a asociar todo lo que vemos con nosotros mismos. Así, porejemplo solemos decir que nuestro gatito mimoso duerme en la cama "como una persona", o cuando viajamos nos divertimos viendo personajes y formas en las nubes del cielo.


Quizás sea por esta tendencia a proyectar nuestra humanidad sobre las cosas del mundo, que existe todavía un tercer grupo de pensadores, para los cuales ofrecer pruebas científicas de sus conclusiones es absolutamenteimposible. Ellos se limitan a construir frases ingeniosas de la forma: "El hombre es el animal que..."

Son frases que van desde la profunda y depresiva máxima de Schopenhauer, “El hombre es el animal que puede prometer y engañar”. Y llegan hasta el baladí latiguillo del querido cocinero Gato Dumas, “El hombre es el animal que cocina".

Definir "¿qué es el hombre?", ha subyugado como vemos tanto alos expertos en Antropología filosófica, como a las personas comunes, y tanto unos como otros suelen sucumbir a la banalidad.

Por eso comúnmente, solemos reaccionar con indulgencia a estos intentos de sintetizar lo humano en una sola linea; aunque... en otras ocasiones, este reduccionismo nos irrita. El Filósofo Diógenes por ejemplo, cierta vez arrojó un pollo desplumado a los discípulos dePlatón, quienes sostenían orgullosamente que: "el hombre es el bípedo implume".

En la segunda parte del siglo veinte, este reposado preguntarnos sobre "que nos hace especiales", o aún mejor, "como llegamos a la cima del reino animal" encontró un desasosiego inesperado. Ya que en esta época, comienzan a perfeccionarse todos los artefactos hasta el punto en que empiezan a ser capaces de suplir alhombre en las tareas mas tradicionalmente humanas.

Comienza la idea de una "inteligencia artificial" superior a la nuestra a obligarnos a definir a "lo humano", en términos tales que puedan contener la invasión de los robots.

Los autores de fantaciencia a veces nos reconfortan con historias donde los robots hacen nuestras delicias, y otras veces nos aterran pronosticando un mundo en donde ellosnos esclavizan.


La pregunta capaz de ordenar mis ideas sobre las complejidades del mundo cibernético, la pronunció una mañana en una sala del hospital Garrahan, Ramona. Quien mientras esperaba un trasplante hepático, recibía con mucho placer a los maestros de hospital.

Muchas veces, durante la larga espera del donante, Ramona solía amenizar nuestras clases con el relato de algunaanécdota o una una comparación entre la vida de ciudad y la campestre.

Otras veces, comenzaba a exponer sus anécdotas acerca de los campos de algodón en que trabajaba su familia, haciéndome la pregunta en cuestión. Ella me decía "Usted ¿Cuánto hace que no pisa la tierra?".

Ciertamente yo piso (y pisaba) mucho mas frecuentemente baldosa, parqué, asfalto o cemento, que el campo.

Como la mayoría...