Los sin rostro (el reconocimento del otro en los vínculos)

“LOS SIN ROSTRO”
Homo sacer[1]

los que apuestan con la vida pero pierden algo más que la vida

“Sin rostro, los individuos formados –o nunca plenamente formados- se mezclan en el compuesto homogéneo en el que se inserta mi vida” (Bauman, 2005)

Parece ser que, por ser tan común, las relaciones denegaciones mutuas entre los jóvenes y el mundo de los adultos, ya no resulta llamativa la “retirada” del adulto ante las interpelaciones “ocultas” (por no decir rebeldía ausente) de los adolescentes. El aquí y el ahora, el mito de la juventud eterna y la creencia de que “ya no importa nada” está instalando algo más que una crisis o vacío de valores. Parece confirmarse aquello que postulaba Sartre:la “mirada” o la presencia de otra subjetividad en la vida de uno es una intromisión; que trae consigo cosificación y anulación de la propia libertad; por tanto la comunicación si bien no es imposible acaba en el fracaso. Como señala Sartre “la esencia de la relación entre las conciencias es el conflicto”., es decir “el infierno son los otros”, y que uno se afirma en la medida que negamos alpróximo... Sartre cree que la búsqueda de los demás, el tener necesidad de los otros, es la búsqueda de una imagen que nos afirme, que nos permita significarnos (ser vistos, parecer para no tener que ser(. Pero esta imagen, en el fondo es una mentira... una personalidad ficticia que busca que los demás decidan por uno mismo. Mirada del otro...espejo en que la debilidad humana busca el reflejo de símismo que dispensaría realmente de ser uno mismo[2] (Albérés, 1963:79).

No queremos polemizar con Sartre, pero si trasladamos esta apreciación al espacio escolar actual, es posible registrar la irrupción de insatisfacción, dudas, ficciones, cuando no de confusión o parálisis acerca de cómo constituir-se una existencia personal y social en un lugar que ya no construye lo que prometía, cómo habitarun espacio cuyos horizontes se han desdibujado y desplazado?.

En otros términos, en el ámbito escolar reaparecen algunos interrogantes:
- Qué sujetos se construyen (o se destituyen(?
- Qué vínculos o lazos sociales se habilitan (o se niegan(?
- Qué encuentros o desencuentros se legitiman (o se reprueban(?
- Qué promesas o amenazas están latentes en las palabras dichas (osilenciadas(?
- Qué sentidos u horizontes se instituyen (o se desvanecen(?
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En definitiva, cuestionamientos que nos trasladan una renovada problemática: qué reconocimiento hay de los sujetos que circulan en las instituciones educativas. En efecto, al estallar lo que Bourdieu define como la “desilusión colectiva”[3], vuelve a resurgir la búsqueda y la lucha por el reconocimiento social eindividual, el deseo de sentirse existir, la conquista de una posibilidad real de proyectarse en el devenir vital[4].
Quizá podría adelantarse a modo de hipótesis, que en la base de las dificultades para instituir vínculos o lazos sociales, de la violencia escolar, de los temores a configurar una existencia “anónima”, del malestar docente, de la generalizada apatía y aburrimiento de losadolescentes y jóvenes, de un cierto resentimiento generado por la distribución desigual de poder, de la rebeldía frente a las normas y la autoridad, -entre otros hechos-, lo que parece ponerse en juego es el reconocimiento de los sujetos, de las posibilidades de poder constituir una subjetividad, un tipo de existencia.
Quizá de lo que se trata no es sólo de una perplejidad institucional y de tiempos deturbulencia social, sino de un desmoronamiento del sujeto como existencia; quizá cada sujeto se está volviendo un “extranjero”: un extraño y una amenaza a sí mismo.

Por otra parte, si consideramos que los sujetos devienen su existencia en un mundo de contextos inciertos, de permanente fluidez, sin referentes; donde los jóvenes perciben el “abandono” y el no-reconocimiento de un adulto...