Los valores de la tercera edad
1º. Desde la perspectiva del pasado, la ancianidad es la cadena transmisora de la cultura. Esa cadena transmisora de la cultura es la tradición hecha vida en los ancianos y es, a su vez, el equilibrio de la imprudencia a la que son propensos los jóvenes. Esta cadena de transmisión es, a veces escrita, a veces, oral y, en ocasiones, simplemente vida. Losancianos son la escuela viva de los jóvenes. Otro valor importante de la ancianidad, desde esta perspectiva del pasado, es su "memoria". En el joven, predomina el ideal del futuro, coloreado, además, por su fantasía --no por la experiencia de la realidad-- y, por eso, sin límite ni controles.
2º. Los valores de la ancianidad desde su presente. Nuestra sociedad los desecha, son un estorbo. El pasodel campo a la ciudad los ha dejado en la calle. Pero el anciano representa la prudencia y la sensatez de la sociedad en la que vive.
3º. Visión de futuro. A la tercera edad siempre se le atribuye una vista iluminada especial, ya que las personas mayores tienen una gran experiencia y que, como además disponen de espíritu crítico y tiempo suficiente, pueden sacar muy sabias deducciones para elfuturo. La naturaleza humana no cambia en lo esencial. La vejez debilita las fuerzas del cuerpo pero esto queda compensado con el aumento de la sabiduría y de la experiencia que dan los años.
4º. La vejez es vecina de la muerte pero la muerte no debe ser temida, antes bien, deseada como término natural de la vida de este mundo y tránsito a otra inmortal y mejor.Calidad de vida y valores
Las condiciones de vida inciden notablemente sobre la espiritualidad. No es cosa fácil comprender el significado del bienestar espiritual estando en un geriátrico -al menos tal como se lo concibe hasta ahora-. Para estos huéspedes ancianos, es difícil decir «sí» a la vida, cuando se sienten sin ayuda, sin esperanza y olvidados. El hogar de ancianos esvivido con frecuencia por los huéspedes, por el staff, por las familias, como una «terminal», como un lugar para morir. Este es el rostro más dramático de la vejez.
La internación en un hospital o en un hogar de ancianos puede aumentar en éstos el sentimiento de alienación, obligados a ceder a otras personas el control de la vida y de la muerte. Esto hiere a la persona en su autoestima ydesintegra su identidad. Con el riesgo de convertirse en personas anónimas, con tendencia a aislarse y a somatizar, tornándose cada vez más exigentes e inquietas y, en consecuencia, siempre más aisladas. Los ancianos internados en institutos geriátricos pueden asumir, frecuentemente, actitudes de tanatofilia: en efecto, el anciano muy viejo, postrado por los años y las fatigas, parece invocar a menudo ala muerte en muchos instantes de vacío existencial.
En este ambiente, al anciano no le queda otra alternativa que encerrarse en sí mismo, sin identidad alguna, muerto finalmente, antes de que la muerte biológica lo saque de un mundo en el que ya no hay un lugar para él.
El estado de salud tiene también notables repercusiones sobre la «espiritualidad del anciano». La ancianidad en sí mismano es causa de enfermedad, pero aumenta la probabilidad de enfermedades crónicas. Esto hace que muchas veces el sufrimiento, o por lo menos el temor a él, parezca caracterizar la edad avanzada. Los problemas físicos pueden ser un obstáculo notable para la persona anciana en la gestión de su espiritualidad. Citemos, por ejemplo, el proceso perverso que la pérdida de la audición, o al menos sudisminución, puede instaurar cuando no es tratada oportunamente: aislamiento social, pérdida de autoestima, reducción de la movilidad, retraimiento de la vida social, depresión, trastornos del sueño y del apetito.
Tampoco se debe excluir que, con el avance de los años, la aparición o el agravamiento de patologías pueda provocar problemáticas existenciales más severas como, por ejemplo, las que...
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