Los vendedores de ilusiones
Cambios de paradigma
El brinco de lo Oral a lo Escrito y el regreso a lo Oral y cuantos años en proporción han estado en el Estado Escrito como para lamentar el regreso al Estado Oral.
Este juego de palabras solo es para ironizar sobre la lamentación de algunos de nuestros intelectuales sobre el escaso público o clientela de la lectura por la lectura misma, dígase el placerde leer una buena novela, ensayo, poesía o hasta si se quiere de un periódico, etc.
Si la tradición de la palabra escrita apenas tiene 4 mil años y la vida del hombre como la conocemos es de 100 mil años, para poder pedir que se avance de una cultura oral a una cultura escrita de una manera rápida es pedir mucho y ahora menos cuando la nueva orientación para obtener información es por los medioselectrónicos que son una variante de cultura oral Este nuevo estilo de vida de cultura oral es la llamada cultura de la imagen que por un lado puede ser ventajosa en algunos aspectos pero para desarrollar un pensamiento de capacidades conceptuales y de profundo razonamiento y poder de análisis complejo, realmente es un regreso a la edad de las cavernas en pleno siglo XXI, es un contrasentido peroasí lo siento y lo sentimos algunos pero este punto de vista está abierto a debate.
Citaré a George Steiner quien comentó lo siguiente en Letras Libres en un artículo titulado UNA CARTA DE AMOR A LA LECTURA (Junio 2001)
El solo hecho de que usted se haya detenido a leer esta reseña confirma que pertenece, por más casual que eso sea, al universo del libro. Olvidamos que ese universo es muyreducido en términos de espacio, de tiempo histórico y olvidamos también que leer es un acto muy especializado. La inmensa mayoría de la humanidad ha pertenecido a culturas orales, al reino de la palabra hablada. Se trata de culturas mucho más antiguas que las culturas de la escritura y la lectura. Las definiciones contemporáneas de alfabetización básica siguen en debate; pero incluso en nuestros díasleer es una destreza que cientos de millones de personas conocen sólo de modo muy elemental. La alfabetización de los países privilegiados de Occidente, desarrollados industrialmente, es sólo exterior, engañosa. Muchísimos hombres y mujeres leen con intenciones estrictamente utilitarias y propósitos inmediatos. Es prácticamente infinita la variedad de hábitos que distinguen a un lector obsesivo, quevive para leer –poseído por el libro, como diría Flaubert–, de los miles de hombres y mujeres que simple-mente descifran los titulares de la prensa o le echan una ojeada a los cómics.
Muchos miles de años precedieron a la cultura del libro, y quizá le sucederán muchos milenios. Hay inscripciones rituales, leyendas y pictografías que se remontan tal vez hasta el cuarto milenio a.C. Pero losmedios que hicieron posible la lectura, y el propio acto de leer, que solemos dar por sentados, aparecieron más bien tarde en la historia. Por ciertas alusiones en algunos libros de Platón se colige que los griegos contaban con textos filosóficos en forma de rollos, y que solían consultarlos cuando les fallaba la memoria. Los eruditos no se han puesto de acuerdo sobre cuántos hombres y mujeres de laantigua Grecia podían leer algo más que las inscripciones en los monumentos públicos, o cuántos deseaban sinceramente poder leer otras cosas. La célebre anécdota de las Confesiones en la que San Agustín cita a Ambrosio de Milán, su maestro, entre los primeros hombres capaces de leer en silencio, sin mover los labios, admite hoy muchas dudas. Hay constancias indudables de que la lectura en silencioes anterior a esa época. ¿Pero cuántas personas dominaban esa destreza? Las voluminosas épicas de Homero se pudieron poner por escrito y al alcance de lectores privados hasta que el papiro debidamente tratado, o suficientes pieles de animales para fabricar papel pergamino, se volvieron técnica y económicamente accesibles. Para numerosas comunidades y en muchas lenguas, un texto escrito siguió...
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