Lostemplosdelafe
Páginas: 12 (2883 palabras)
Publicado: 19 de noviembre de 2015
LOS TEMPLOS DE LA FE.
(En: Gentile, Emilio “El culto del Littorio. La sacralización de la política en la italia Fascista”. Ed. Siglo XXI. Bs.As., 2007
(El totalitarismo italiano retomó el antiguo emblema del fascio littorio, aquel que en la antigua Roma representaba el poder, el imperium, y lo colocó en el centro de su universo simbólico para constituir una religión cívica y política apoyadaen la sacralización del régimen).
Los fascis, «haz», «manojo» o haz de lictores, eran la unión de 30 varas (generalmente de abedul, una por cada curia de la Antigua Roma), atadas de manera ritual con una cinta de cuero rojo formando un cilindro que sujeta un hacha común o un labrys.
Originalmente era el emblema de poder militar de los reyes etruscos, adoptado igualmente por los monarcas romanos yperviviendo durante la república y parte del imperio. Tradicionalmente, significa poder, por el haz de varas, «la unión hace la fuerza», puesto que es más fácil quebrar una vara sola que quebrar un haz).
El arte fue convocado para celebrar el mito de Mussolini y el Culto del Littorio. Se diferenció del stalisnismo y del nazismo porque no quiso imponer un “arte de estado”. Convocó a los artistaspara crear un “arte nuevo, el arte fascista”. El enemigo era el individualismo que engendraba en los artistas escepticismo, neutralidad, indiferencia hacia el estado y la religión fascista.
El artista militante por el “colectivo armónico”.
Se exhortaba a los artistas a abandonar la torre de marfil de un escepticismo encerrado en el culto al arte, a convertirse en la fe en el fascismo, a volversepropagandistas del culto del littorio participando en la vida del “colectivo armónico” y ha hacer su aporte en el terreno específico del arte, en la creación de símbolos y monumentos de la nueva civilización.
Bottai, uno de los más convencidos de la tarea social del arte integrada a la política del estado totalitario sostenía:
“Nosotros pedimos al artista, cuyo compromiso moral no sea inferioral que todo fascista sostiene al cumplir su deber. No le pedimos la crónica ilustrada de los hechos heroicos del Fascismo: sabemos que nuestra realidad también es su realidad y queremos que el artista lea no en las páginas de los periódicos sino en el interior de su propia alma humana. Sólo eso pedimos nosotros a los artistas: ser actores y no espectadores, protagonistas y no coro en latrayectoria épica, dramática, religiosa de esta Italia antiquísima y nueva. Solo mediante un acto de fe, que todos, artistas y críticos, deben efectuar, arte y política dejarán de ser actividades incongruentes entre sí para por fin conciliarse en el plano épico de la historia, para sellar más sólidamente aquella totalitaria unidad de ideales que muchos poetas y muchos artistas soñaron como utopía y que elDuce fundó de forma definitiva”.
La idea de la función política del arte reside en los orígenes mismos del fascismo. El deber del artista era “calar en la conciencia y subconciencia de las masas…”. Había una recurrencia constante de las referencias a las masas como las principales destinatarias de la función pedagógica del arte. Según Valentino Piccoli, el artista “Debía sentir la grandezaespiritual y la función política del arte”, obteniendo inspiración “del anhelo de perfección del pueblo entero, de la conciencia de la misión histórica de esta sagrada Italia nuestra”.
Los artistas no hicieron oídos sordos al llamamiento fascista. Algunos de los principales propagandistas de la vanguardia modernista se contaron entre los fascistas de la primera hora y siguieron siéndolo inclusodurante los años del régimen, porque consideraban que el movimiento de Mussolini era una vanguardia que concretaba su ideal de revolución total (revolución espiritual) para que surgiera no sólo un arte nuevo sino también un”hombre nuevo”. Estos artistas teorizaron y practicaron una nueva “estética de la propaganda” tendiente a la difusión de los mitos fascistas para educar a las masas.
Como en las...
(En: Gentile, Emilio “El culto del Littorio. La sacralización de la política en la italia Fascista”. Ed. Siglo XXI. Bs.As., 2007
(El totalitarismo italiano retomó el antiguo emblema del fascio littorio, aquel que en la antigua Roma representaba el poder, el imperium, y lo colocó en el centro de su universo simbólico para constituir una religión cívica y política apoyadaen la sacralización del régimen).
Los fascis, «haz», «manojo» o haz de lictores, eran la unión de 30 varas (generalmente de abedul, una por cada curia de la Antigua Roma), atadas de manera ritual con una cinta de cuero rojo formando un cilindro que sujeta un hacha común o un labrys.
Originalmente era el emblema de poder militar de los reyes etruscos, adoptado igualmente por los monarcas romanos yperviviendo durante la república y parte del imperio. Tradicionalmente, significa poder, por el haz de varas, «la unión hace la fuerza», puesto que es más fácil quebrar una vara sola que quebrar un haz).
El arte fue convocado para celebrar el mito de Mussolini y el Culto del Littorio. Se diferenció del stalisnismo y del nazismo porque no quiso imponer un “arte de estado”. Convocó a los artistaspara crear un “arte nuevo, el arte fascista”. El enemigo era el individualismo que engendraba en los artistas escepticismo, neutralidad, indiferencia hacia el estado y la religión fascista.
El artista militante por el “colectivo armónico”.
Se exhortaba a los artistas a abandonar la torre de marfil de un escepticismo encerrado en el culto al arte, a convertirse en la fe en el fascismo, a volversepropagandistas del culto del littorio participando en la vida del “colectivo armónico” y ha hacer su aporte en el terreno específico del arte, en la creación de símbolos y monumentos de la nueva civilización.
Bottai, uno de los más convencidos de la tarea social del arte integrada a la política del estado totalitario sostenía:
“Nosotros pedimos al artista, cuyo compromiso moral no sea inferioral que todo fascista sostiene al cumplir su deber. No le pedimos la crónica ilustrada de los hechos heroicos del Fascismo: sabemos que nuestra realidad también es su realidad y queremos que el artista lea no en las páginas de los periódicos sino en el interior de su propia alma humana. Sólo eso pedimos nosotros a los artistas: ser actores y no espectadores, protagonistas y no coro en latrayectoria épica, dramática, religiosa de esta Italia antiquísima y nueva. Solo mediante un acto de fe, que todos, artistas y críticos, deben efectuar, arte y política dejarán de ser actividades incongruentes entre sí para por fin conciliarse en el plano épico de la historia, para sellar más sólidamente aquella totalitaria unidad de ideales que muchos poetas y muchos artistas soñaron como utopía y que elDuce fundó de forma definitiva”.
La idea de la función política del arte reside en los orígenes mismos del fascismo. El deber del artista era “calar en la conciencia y subconciencia de las masas…”. Había una recurrencia constante de las referencias a las masas como las principales destinatarias de la función pedagógica del arte. Según Valentino Piccoli, el artista “Debía sentir la grandezaespiritual y la función política del arte”, obteniendo inspiración “del anhelo de perfección del pueblo entero, de la conciencia de la misión histórica de esta sagrada Italia nuestra”.
Los artistas no hicieron oídos sordos al llamamiento fascista. Algunos de los principales propagandistas de la vanguardia modernista se contaron entre los fascistas de la primera hora y siguieron siéndolo inclusodurante los años del régimen, porque consideraban que el movimiento de Mussolini era una vanguardia que concretaba su ideal de revolución total (revolución espiritual) para que surgiera no sólo un arte nuevo sino también un”hombre nuevo”. Estos artistas teorizaron y practicaron una nueva “estética de la propaganda” tendiente a la difusión de los mitos fascistas para educar a las masas.
Como en las...
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