LOZANO_Jorge_El discursodelahistoria

Alianza Universidad

Jorge Lozano

El discurso histórico
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Alianza
lúlitorial

INDICE

Introducción

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I . Sobre la observación histórica
I I . El documento histórico: de información sobre el pasado a texto de cultura

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I I I . La historia como narración ...

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IV. Estrategias discursivas y persuasivas en el texto de historia

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Bibliografía

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© Jorge Lozano
© AlianzaEditorial, S. A., Madrid, 1987
Calle Milán, 38, 28043 Madrid; teléf. 200 00 45
ISBN: 84-206-2486-1
Depósito legal: M. 7.557-1987
Compuesto en Fernández Ciudad, S. L .
, ...
Impreso en Lavel. Los Llanos, nave 6. Humanes (Madrid)
Printed in Spain

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INTRODUCCION

Pudiera pertenecer este libro a la difusa, y excesiva, categoría de
metahistoria si por ello se entendiere un estudio, descripción oanálisis de la historia misma.
No disponiendo de dos palabras en castellano —en alemán se
distinguen «Geschichte» e «Historie», en inglés «history» y «story»—
que diferencien (el estudio de) los hechos pretéritos del relato de
esos mismos hechos, se acentúa en la palabra historia la unión de dos
acepciones, historiam rerum gestarum y res gestas. Más que casualidad externa, recordaba Hegel, tamaña uniónsignifica que la narración aparece simultáneamente con los hechos y los acontecimientos
(hoy se puede sostener que el estatuto histórico de un hecho lo decide su pertenencia a una narración).
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En cuanto discurso, el discurso histórico debe obedecer a reglas
propias que lo diferencien de otros y poder así incluirlo, en su especificidad, dentro de una posible tipología discursiva: recurrente anhelode toda la tratadística semiótica actual que guía su imparable
avance y que, sin embargo, no está exento de graves dificultades. Por
ejemplo, no siempre sabe el analista evitar el incurrir en los propios
defectos que critica: el describir un discurso partiendo de definiciones contenidistas o dadas a priori. Pues ¿qué es, en efecto, y cómo se
define un discurso histórico?
En primer lugar, desde lahistoriografía jónica hasta nuestros
días no puede hablarse, en rigor, de un solo discurso histórico: cada
época establece criterios dominantes —lo que implica que pueden
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Jorge Lozano

existir criterios diferentes y enfrentados— para establecer «qué es»
y «qué no es historia», «qué textos son históricos» y «qué textos no
son históricos». Así, ciertos textos considerados «no históricos»son
catalogados como míticos, fabulosos, mentirosos, falsos, de ficción,
autobiográficos, literarios, crónicas, anales, efemérides, atlas, de memorias, de divulgación, científicos y un largo etcétera.
En segundo lugar, conocemos los esfuerzos de los historiadores
a lo largo de la historia de la historiografía por desembarazarse en
su relato de la ficción. Desde Heródoto y Tucídides, toda unahistoria antigua se caracterizó por la proximidad temporal al objeto de
investigación histórica: identificando percepción con conocimiento,
el historiador antiguo, pero también por poner un ejemplo, el historiador de Indias, podía garantizar la verdad de su relato, puesto que
lo que narraba lo había visto. Y así sucederá hasta que los historiadores deciden visitar los archivos.
Ocupándose del pasado,indagando en la validez de técnicas y
métodos la posibilidad de aprehender ese pasado que ya ha pasado,
el historiador buscará en la investigación la prueba de que lo que
cuenta no es producto de la imaginación. Hasta tal punto que todavía en el marco de la historia narrativa se llegó a aspirar, vanamente,
a dejar hablar a los hechos por ellos mismos, ausentándose el historiador de la historia,pretendiendo así alcanzar el máximo de objetividad.
Comprobado el fracaso de tan noble empresa, el historiador decidió imitar a la física, buscando leyes generales que dotaran a la
vieja magistra vitae de rango de ciencia. La consecuencia fue clara:
se abandonó la historia narrativa, que fue identificada con historia
tradicional, política, basada en acontecimientos. Bien que la historia
no podía...