Luciano Canfora, el ciudadano versión aplicada en clase
EL CIUDADANO
Luciano Canfora
lekito(detalle)
«Pintor deAmasis»:Cortejonupci al,
Introducción
En el siglo vi a.C., en muchas ciudades griegas, las aristocracias,
sostenidas por las armas espartanas, aplastaron a los llamados tiranos y asumieron el control de la política ciudadana.
Las tiranías, por cuanto sabemos, tenían por lo general una base
popular: el tirano había sidooriginariamente un demagogo. Sin
embargo, en la tradición literario-política llegada hasta nosotros, la
imagen de la tiranía recibió una connotación definitivamente de
valor negativo, y se ha llegado incluso a confundir con la noción de
dominio oligárquico (como en adelante veremos).
Epicentro y prototipo de las aristocracias griegas fue, como es
sabido, Esparta. Aquí la noción de elite (losespartiatas) coincide
con la noción de libres, y por tanto de ciudadanos de pleno derecho (cfr. pp. 133 ss.). El dominio de esta aristocracia perfecta, dedicada en primer lugar a la virtud de la guerra, se apoya en un notable basamento de clases dependientes (periecos, ilotas). La polaridad libres/esclavos coincide aquí, en Esparta, con la polaridad élite/masas. Entre los dos «mundos» (los espartiatas ylos otros) hay
una duradera tensión de clases y de raza, que se siente y se vive
como una auténtica guerra: simbólicamente, pero no tanto, los éforos espartanos «declaran la guerra» cada año a los hilotas, y jóvenes
espartiatas hacen su aprendizaje como guerreros dedicándose al
deporte de la caza nocturna de los ilotas, cuya muerte tiene también —además del deseado efecto aterrador— su evidentesignificado ritual y sacrificial. El ciudadano, el espartiata, el macho, debe
aprender sobre todo a matar.
I42/Luciano Canfora
A. H. M. iones observó en una ocasión que los aristócratas atenienses, incluso manifestando continua admiración por el sistema
espartano (baste recordar el nombre de Critias y también de su sobrino Platón), difícilmente se habrían adaptado a una comunidad
así de cerraday espiritualmente estéril. El primer texto conservado
de prosa ática, la Constitución de los atenienses, transmitido entre
los opúsculos de Jenofonte (pero ciertamente no escrita por él),
abre, por así decir, esta serie de tributos al ideal espartano. El autor
lamenta, por ejemplo, el duro trato que se puede infligir a los esclavos en Esparta, del mismo modo que auspicia un régimen político,
laeunomía («el buen gobierno»), en el que el pueblo ignorante e incompetente, y por tanto no legitimado para desempeñar el poder,
sea «reducido a la esclavitud».
Sin embargo, en Atenas, este ideal, tan querido para la aristocracia (cualquier cosa menos resignada y desarmada) no ha tenido
nunca una realización concreta. O mejor, la ha tenido, y ha fracasado, en los dos periodos brevísimos de 411 y de404-403, en el
momento en que las derrotas militares sufridas por Atenas en el
largo conflicto con Esparta hicieron parecer posible la instauración también en Atenas del «modelo de Esparta». ¿Por qué este fracaso, si puede hablarse de fracaso? Precisamente el autor de la
Constitución de los atenienses, a pesar de que pone en evidencia el
principal defecto de la democracia (el acceso deincompetentes a
los cargos públicos), no deja de reconocer que en Atenas el pueblo
deja a los «señores» los más delicados cargos militares. La aristocracia ateniense, en realidad, se ha adaptado (como veremos, en
páginas siguientes) a un sistema político abierto —la democracia
asambleísta— que ha colocado el problema capital de la ciudadanía sobre bases nuevas.
Esta aristocracia había conservado, por tanto,en una situación
política más movida que la de Esparta, una legitimación para la dirección del Estado, fundada en la posesión de determinadas competencias (no sólo bélicas) y en la duradera preeminencia de sus
propios valores, sancionada también por el lenguaje político: sóphrosYné, además de «sabiduría» quiere decir «gobierno oligárquico»
(Tucídides, VIII, 64, 5).
En la Europa del siglo xvm,...
Regístrate para leer el documento completo.