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HISTORIA D E LAS ARTES
PLÁSTICAS
Jorge Alberto

MANRIQUE

E l C o l e g i o d e México
P R O D U C C I Ó N H I S T O R I O G R Á F I C A sobre el arte en México en los últimos 25 años presenta un panorama abundantísimo y generalmente rico en su calidad. E n efecto, es una proporción altísima de todo
lo que en México se ha publicado sobre historia del arte l a que ha
visto l a luz después de 1940,y es sólo a partir de u n a fecha apenas
un poco anterior que se puede hablar de continuidad y sentido
académico en esos estudios.
LA

Este fenómeno se debe, en buena parte, al despertar de una
conciencia sobre los valores estéticos del pasado — y del presente— de México. A l respecto hay que señalar dos hechos que h i cieron posible tal cosa: a) L a revaloración de " l o m e x i c a n o "
y elinterés por desentrañar una esencia de mexicanidad, que
ha sido una de las directrices principales en el desarrollo cultural del país después de que cesó l a lucha armada de l a Revolución
i n i c i a d a en 1 9 1 0 ; en este tipo de preocupaciones, l a investigación sobre el arte ha ocupado indudablemente u n sitio preponderante, b) E l acceder de valores no aceptados por l a formaciónclasico-académica; valores artísticos tales como lo barroco, lo" p r i m i t i v o " , lo popular, que caen fuera de los cánones clásicos
de l a belleza, fueron aceptados por una conciencia estética general, y se abrió l a posibilidad de que ciertos sistemas formales
como los del arte prehispánico mexicano, el arte barroco nuestro y el arte popular pudieran ser objeto de consideración estética.
Ademásmexicanos,
estudio de
25 años el

de esa toma de conciencia de los valores estéticos
h a v que agregar, como factor que ha favorecido el
l a historia del arte, el hecho de que en los últimospaís se ha visto desahogado de problemas políticos-

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inminentes, y se han dado las posibilidades materiales — p r i n cipalmente en las instituciones de c u l t u r a — que sonnecesarias
para el desenvolvimiento del estudio y de l a investigación. P o r
otra parte, después de 1923 México ha dado u n grupo de artistas de primerísimo orden (la madurez de cuya p r i m e r a generación cae precisamente alrededor del año 4 0 ) , y es evidente
que eso tuvo que mover a críticos e historiadores del arte a ocuparse de su obra.
En su gran mayoría — y precisamente esto debe relacionarsecon lo que queda dicho en los párrafos anteriores— l a labor
historiográfica ha sido enfocada a temas del arte mexicano en
sus diferentes períodos. Es normal que así haya sido. Pocas serían
las aportaciones que los estudiosos mexicanos podrían hacer a l a
riquísima historiografía u n i v e r s a l y, por otra parte, el acervo
artístico mexicano es tan amplio que ofrece u n campo inagotable: toca,sin duda, principalmente a los mexicanos ocuparse de
él desde el punto de vista de l a crítica y l a historia. H a y que
decir, sin embargo, que varios extranjeros residentes en México
lian contribuido a esta labor historiográfica, con mucho amor y
celo, y a menudo con resultados excelentes.
CUANDO

APARECIÓ,

impulsada por hombres

como don

Manuel

Toussaint, l a p r i m e r a literatura sobrehistoria del arte que hizo
escuela y tuvo una continuidad clara, los estudios fueron fundamentalmente informativos y descriptivos, relativamente empolvados y poco al día en interpretaciones estéticas o nuevos puntos
•de vista al considerar las obras de arte. Su gran contribución
fue, por una parte, considerar obras de arte aquellas que para
las generaciones

anteriores no lo habían sido — a u n q ue no se

preocuparan demasiado en decir por qué ellos sí las consideraban tales—, por otra el dar una gran información acerca de
nuestras manifestaciones artísticas. T a l tipo de historiografía fue
prácticamente el único hacia los años 40, y ejemplos de ello son
la totalidad de l a obra de Toussaint, l a de Toscano, Romero de
Terreros, los primeros trabajos de De l a M a z a , etc.: por lo...