Luis Martin Research Tecniques
El llamado nuevo cine americano utiliza elementos artísticos entendiendo que una película, al
contrario que cualquier otra obra de arte, es un espectáculo.
Steven Spielberg ha conseguido llegar a unas metas donde lo importante no es tanto lo que
se cuenta, sino cómo se cuenta.
Y es que antes que aprender lo que es la vida, los cineastas americanos han aprendido lo que es el cine. Han aprendido a amar las películas y, lo que es más importante, a conseguir
dar al público aquello que les divierte, les emociona o les convence.
Quizá radique ahí la diferencia más notable, aunque no la única, entre la generación de los
clásicos y la “nueva ola”.
Pero una característica esencial parecía rodear a los nuevos mecenas de Hollywood: eran demasiado ambiciosos. Con tan sólo tres o cuatro películas pretendían comerse el mundo.
En el caso de Spielberg, tras el éxito de “Tiburón”, hizo una película en la que pretendió
hacerlo todo creyéndose poseedor de los valores más grandes que un cineasta puede tener.
Así surgió “Encuentros en la tercera fase”, una buena película, bien rodada, pero con muchos baches de guión (escrito también por Spielberg). Y aunque la película obtuvo resultados
notables en taquilla, en ningún caso llegaron a las pretensiones concebidas.
Spielberg, que reconoce haber aprendido mucho del cine europeo, y concretamente de
Bergman, Antonioni o Bertolucci siempre fue un “enfant terrible”, un niño prodigio que se ha
resistido a ser mayor.
Los recuerdos de su infancia, o de lo que le hubiera gustado que fuera su infancia, están magistralmente plasmados en la pantalla. Es evidente que Spielberg habla de lo que conoce.
Formado en una generación donde el cómic y el tebeo han tenido más fuerza, habla más con
la mirada de un niño que con la visión de un adulto.
Spielberg es un narrador puro, autoexigente consigo mismo; es consciente siempre de lo que
hace y a la hora de rodar una película se transforma más en espectador que en director. 1 ¿POR QUÉ LLAMAN A SPIELBERG
EL REY MIDAS DE HOLLYWOOD?
El apodo se le asignó en los años ochenta cuando la revista Variety publicó la lista de las
películas más taquilleras de la historia del cine. Cuatro películas de Spielberg figuraban entre
las 10 primeras incluyendo “E.T el extraterrestre” (1982), que ocupaba la cabeza de la
clasificación. Sin embargo, su éxito supuso un particular calvario porque todo el mundo le admiraba su
olfato comercial pero pocos le consideraban un gran artista.
Su cine era sólo cine de consumo y su biografía y personalidad contribuían a abonar el
prejuicio. Su reconocida admiración por Peter Pan se aprovechaba, por ejemplo, para decir
que Spielberg era un niño que se negaba a crecer y su poca afición a la lectura bastaba para
dar por hecho que nunca haría cine adulto. Pero pese a todo, no se puede negar que Spielberg junto a Coppola, Scorsese y Lucas
(apodados el grupo de los “barbudos”), ayudó a redefinir el cine americano de los años
setenta.
Y por ello, Hollywood les debe estar agradecidos, ya que ayudaron a acabar con la crisis que
acuciaba en los 70 debida a la competencia televisiva y agravada por la recesión económica mundial que provocó la crisis del petróleo.
LOS PRIMEROS PASOS
Allá por los primeros cincuenta, Steven Spielberg no difería especialmente de cualquier mozo
de su edad. En Cincinnati, donde nació en diciembre de 1948 vivió sus primeros años en un
ambiente de clase familiar de clase media más bien típico.
Su padre se dedicaba a la electrónica, era ingeniero. Su madre tocaba el piano y daba
conciertos de música clásica. Su infancia la pasó prácticamente entre mujeres pues su padre viajaba mucho y él se
quedaba con sus tres hermanas y con su madre quien, encima, recibía continuas visitas de
amigas para ofrecerles sesiones de música:
“Se reunían en el living e interpretaban música
de cámara. Incluso el perro era hembra. Yo era el único varón de la casa”.
2 ...
Regístrate para leer el documento completo.