Luis
tecnología para que podamos conseguir desarrollar una auténtica sociedad del
conocimiento, hemos de intentar recuperar el tiempo para la reflexión y huir del mero
activismo sin fundamentación. Esto significa reconocer la necesidad de formar a las
nuevas generaciones para esa sociedad del conocimiento, lo querequiere una forma
distinta de pensar acerca del currículo, así como sobre los procesos de enseñanzaaprendizaje
y el papel del profesorado, cuya consideración social –por cierto- necesita
de una urgente revalorización. Y esto no resulta tarea fácil.
Los tiempos están cambiando, todo cambia a gran velocidad, y casi todo aparece
impregnado de provisionalidad, lo que puede colocar al profesorado en unaclara
situación de incertidumbre. Después de todo, hoy día, el debate esencial en torno al
currículo es el de realizar la selección apropiada, y ésta difícilmente se podrá realizar si
no pensamos sobre como será -y como debería ser- la educación en las próximas
décadas, si no intentamos conocer la realidad existente y las interrelaciones del sistema
educativo con otros sistemas. Y nadiemejor que los propios docentes, para conocer la
sociedad en la que vivimos, y los cambios que se generan, para potenciar las
competencias requeridas socialmente. Pero desde la consideración de todos los saberes,
no desde la que poseen determinados grupos.
La investigación sobre la enseñanza y el aprendizaje muestra la necesidad de
gestionar clases cada vez más diversas, si bien hay que considerarque las demandas que
se realizan desde la sociedad son múltiples y, muchas de ellas, contradictorias. Se pide
que las escuelas sean cada día más diversas y se aconseja que los docentes conozcan
diferentes estilos de aprendizaje, desarrollen destrezas curriculares transversales,
agrupamientos heterogéneos,... y en cambio cada vez se muestra mayor preocupación
por homogeneizar y compararrendimientos
Nuestra sociedad es cualitativamente diferente a otras que se sucedieron en el
pasado. Es más compleja e incierta. Nuestras aulas y centros, como sistemas sociales,
no son necesariamente meras prolongaciones de la sociedad, pero sí son igualmente
complejos. De cualquier forma, lo que no genera duda alguna es que para poder
responder a la cantidad de demandas a las que nos tenemos queenfrentar a diario, hay
que replantearse cómo se entiende el trabajo del profesorado y del alumnado en las
instituciones educativas y en sus aulas, cuestión que pasa por un replanteamiento de la
práctica pedagógica.
El contexto institucional.
De cualquier forma, considerar el cambio desde la perspectiva de los centros
educativos significa entender que ha deser cada departamento, cada ciclo, cada etapa,
en definitiva, cada centro, el eje en torno al cual se estructure cualquier propuesta. El
tema del cambio es clave para construir una base de conocimiento desde la cual analizar
y desarrollar la dimensión que presta un mayor sentido a los cambios educativos: la
dimensión institucional.
Así pues, la dimensión institucional es una dimensiónintrínseca de las
innovaciones educativas, y probablemente la más delicada a la hora de valorar la
eficacia, utilidad o éxito de los procesos de cambio. Implica reconocer que cada centro
funciona como un microcosmos, con sus rasgos, con su cultura peculiar. Y eso afecta a
la forma en que se desarrollan los procesos de cambio. Pero significa también el
reconocimiento de que la construcción del cambiorequiere la puesta en juego del
potencial de la organización, de sus propios recursos humanos y materiales y que se ve
condicionado por todo el conjunto de reglas, procedimientos, convenciones, etc., que
regulan la conducta humana en el marco de la institución. La dimensión institucional
resalta también la idea del cambio como proceso, no como evento, que afecta y, al
tiempo, se ve...
Regístrate para leer el documento completo.