Luna
GERARDO MOSQUERA
La cultura en América latina ha padecido una neurosis de la identidad que no estacurada por completo. Esta neurosis ha manifestado síntomas agudos en el terreno de las artes plásticas.
Los latinoamericanos siempre nos hemos preguntado quienes somos. Resulta difícil saberlo dada lamultiplicidad de componentes en nuestra etnogenesis, los complejos procesos de acriollamiento e hibridación, la presencia de grandes grupos indígenas parcialmente integrados en las nacionalidadespost coloniales, y las inmigraciones y emigraciones del siglo XX.
Ahora comenzamos a asumirnos mas en la yuxtaposición y el collage, aceptando nuestra diversidad y contradicciones, el peligro es acuñarfrente a las totalizaciones modernistas, un cliché postmoderno de America latina como reino de heterogeneidad total.
Otra trampa es el prejuicio de considerar al arte latinoamericano simplementederivativo de los centros occidentales. Con frecuencia no se miran las obras: se piden de entrada sus pasaportes y se revisan los equipajes ante alguna sospecha de contrabando. Los pasaportes a menudo nose encuentran en regla, ya q responden a procesos de hibridación y apropiación en respuesta a una larga y multifacética situación postcolonial. Aparecen resignificaciones, neologismos, reinvenciones,etc.
La nueva atracción de los centros hacia la alteridad, propia de la moda global, ha permitido mayor circulación y legitimación del arte de las periferias. Pero con frecuencia se han valoradoobras q manifiestan la diferencia, el exotismo.
Con frecuencia el folclorismo nacionalista es manipulado por el poder p retorizar una nación supuestamente integrada. Se disfraza así la real exclusión delos estratos populares, especialmente los indígenas. Esta situación circunscribe el arte a perímetros ghetto de circulación, publicación, legitimación, y consumo, que limitan y reducen el arte a un...
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