Luther King

Historias de libertad:
El que dirige su destino
Era el año mil novecientos sesenta y tres y, desde su gigantesco sillón, él era testigo privilegiado de la escena. Noventa y ocho años más tarde deque aquella bala atravesase su cabeza, él seguía allí, invisible para los demás pero conocedor, omnisciente de todo cuanto ocurría en sus Estados Unidos. Con su mirada fija, oteando el horizonte ycontemplando la magnificencia de Washington y quién sabe si de América entera, Abraham Lincoln se sonreía internamente viendo a ese hombre.
- I still have a dream. – Yo todavía tengo un sueño,- le oyódecir.
Agudizó el oído, y lo que escuchó a continuación le hubiera hecho llorar de emoción si no fuera porque, simplemente, era de piedra.
- Tengo un sueño: que un día allá abajo en Alabama, consus racistas despiadados, con su gobernador que tiene los labios goteando con las palabras de interposición y anulación, que un día, justo allí en Alabama niños negros y niñas negras podrán darse lamano con niños blancos y niñas blancas, como hermanas y hermanos.
George Corley Wallace. George Corley Wallace, se repitió a sí mismo. Aquel aborrecible gobernador de Alabama al que Martin Luther Kinghacía referencia, aquel abominable que se hacía llamar “líder político”, aquel sí era una miserable y vil rata de estercolero, y no las personas de raza negra que tanto condenaba. Pero sus días deapoyo a la intolerancia estaban contados, pues sentía la corazonada de que el negro que con tanto ahínco oraba allí sería el salvador de su pueblo, el constructor del tramo final del camino que él mismo,Abraham, había comenzado un siglo atrás. Sí, lo sería.
Meditó de nuevo las palabras que lentamente dejaba caer Martin. Suene la libertad. La libertad… Somos al fin libres… Quizás este hombre se ladiera a todos aquellos seguidores suyos. Pero, al fin y al cabo, ¿cómo lo haría? Ya que, ni los blancos, ni los ricos, ni los pobres, ni siquiera el mismísimo presidente de la nación más fuerte del...