Machismo (garras de la cultura)
¿En realidad son nuestros machos mexicanos, tan machos como ellos creen? Quisiera aseverar en esta pregunta el inicio de una ardua convocatoria hacia la realidad en nuestro país acerca del machismo, donde se trata de encontrar el inicio de una madeja que nosotras las mujeres y ningún otro ser en el país ha ido incrementando su poder, su anchura, sinsaber si quiera que solo nuestra protectora e inigualable forma de tratar al sexo fuerte desde pequeños, nos ha llevado por las peores experiencias que muchas pudiéramos narrar. Pero fuera de lo dramático, porque sí, es correctísimo este adjetivo dentro del tema y porque así lo señala el autor en el libro “Las garras de la cultura”, según se ha infiltrado el concepto del machismo en otras lenguas,daremos un viaje por un estudio etno psicológico y antro psicológico para observar y ridículamente darnos cuenta que de nada han servido los cambios de gobierno ni de secretarios de educación ni de planes educativos, mucho menos las campañas de valores que se implementan ni los estudios psicológicos tan habilidosos, sin prohibirles el crédito. Claro, todo esto bajo mi punto de vista.
El conjunto deestudios que realizó el Investigador Rogelio Díaz Guerrero a lo largo de más de tres décadas para un conjunto de publicaciones, plasma un perfecto fenómeno de la historia dónde los ratones de laboratorio fueron jóvenes de secundaria, preparatoria y como dice en su libro “sujetos de 18 años o más”, a los que se les aplicaban preguntas que parecían incitar al examinado a responder forzosamente aesa opción sin tener otra elección, pintando los resultados románticos a comparación de los españoles. Sin embargo, nunca menciona el factor por el cual eligió esa joven muestra de población, que para ser exactos, al principio fue de 472 jóvenes con 9 años de educación laica, y si indagamos un poco más para ampliar los horizontes por qué no tomar en cuenta las escuelas privadas de aquella época,ya que si consideramos el dato tan importante que nos regala el investigador del millón y medio de la población que tenia la Cd. México, en aquellos años de 1952, pudiéramos ponerlo en proporción con la población que tenía influencias en este campo, aunque hubiera sido grande o pequeño, indiferentemente y sin duda cambiaría las estadísticas, y preciso que dicho autor se refugia en determinar unamuestra meramente representativa del mexicano.
Al inicio del estudio se tenía ya una conclusión donde la supremacía del padre y el auto sacrificio de la madre se iban a demostrar, e irrevocablemente después se señala que lo roles de los miembros de una familia siguen las premisas socioculturales y, sin duda me pregunto ¿Cómo es que se concluye antes de comenzar? Creo que la misma pregunta se larealizaron los psicólogos puertorriqueños quienes de la mano del psicólogo y psicómetra Trent, completaron la carta principal de todo el capítulo el “Cuestionario sobre la estructura de la familia mexicana” que incluye 123 premisas.
Para ser exactos y aunque no se menciona, la aplicación de este cuestionario se realizó 5 veces, hurtando la atención de varios individuos apropiándose del sondeopara realizar sus propias conclusiones. La primera de ella, fuera de mis gustos, se obtuvo a raíz de un interés que más que didáctico fue competitivo y es que me parece realmente distinta la cultura puertorriqueña con la mexicana, aun así el autor se sorprende de los resultados despreciando nuestra educación ya que resalta una similitud entre las respuestas de los jóvenes de ambos países. Después,robando la atención de la psicóloga Pérez Laguna en 1990 el resultado de su estudio se relaciona con la pobre salud mental de un estatus social alto en los hombres de escuelas privadas. El tercero fue llevado a cabo por un líder parapléjico con 14 estudiantes más de la UNAM en 1959, bastante entusiasmados por el estudio de las premisas aplicaron el cuestionario de una manera tan rústica que...
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