Maestra
En este día tan especial para los maestros quisiera contarles una pequeña historia que transcurre en una ciudadx de un país x y que tal vez refleja, de cierto modo, las vivencias de todos los maestros de nuestro país, y por que no del mundo. La historia comienza así...
La señorita X (equis) se preparabapara una nueva jornada laboral. Inspiró y espiró unas 30 veces, giró su cabeza hacia un lado y el otro para relajar su cuello, llevó los codos flexionados hacia atrás y adelante, hizo abdominalesmentales, elongó sus neuronas todo lo que pudo, simuló una sesión de boxeo en la que Sarmiento era su sparring y ella, lejos de ser una Millon Dollar Baby (como la película de Clint Eastwood) era unaUnos pocos pesos Baby. Y siguió caminando hacia su destino. La entrada al aula siempre le producía una sensación especial. Una mezcla de cariño natural, miedo conceptual, ansiedad actitudinal,verdadera ensalada mixta de sentimientos.
"Pensar que cuando yo era chica -se dijo- la maestra nos hacía memorizar las tablas de multiplicar, y era un orgullo decirlas bien ante toda la clase. Hoy, si unalumno sabe cuánto es siete por nueve, los demás lo miran asombrados, y siguen buscando el resultado en Internet para ver si es cierto".
Antes había otro nivel de exigencia, siguió diciéndose laseñorita X (equis), y se acordó de aquellas lejanas "Composición tema: La vaca", que año a año engalanaban sus cuadernos de clase (primero las escribía en borrador), ilustradas con esa vaquitarecortada de una revista infantil, con fondo de pasto y cielo hecho por sus propias manos, y sus propias pinturitas verde claro y celeste.
¿Y si les pedía a los chicos una composición sobre el tema?¿Por qué no? ¿Acaso tendría que recibir a un padre enojado por haber obligado a su pequeño crío a escribir sobre algo que no fuera cibernético? ¡Ella sería capaz de bancárselo! Así que entró y...
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