Maestro
«Pobre, es muy pequeño, solo se está divirtiendo», dice el padre enternecido,mientras su retoño de un año
deedad destroza con gran alegría el último libro de Eduardo Punset, que ha robado de la mesilla de su
madre… Pero reaccionar así es un error. Está cientí"camente comprobado que entre los cero y los tresaños se forma la personalidad del niño y, entre otras cosas, se sientan las bases del aprendizaje de los
límites. Al principio, en los primeros meses de vida, se trata de adquirir rutinasrelacionadas con la
comida, el sueño o el baño. Son las primeras normas que conoce el bebé, y también las que le hacen
sentirse seguro y protegido. Antes de cumplir un año, además, reconocerá sin problemas unno rotundo o
un sí claro, por lo que con estos dos simples monosílabos se puede comenzar a guiar su conducta.
Eso sí, a partir del primer año empezará a calibrar hasta qué punto sus padres son "rmescon las normas.
«Eso no se toca», le dirán. Y él, retador, hará el gesto de tocar, aunque al mismo tiempo buscará con la
mirada a sus padres, que pueden reaccionar sonriendo ante la pillería o bienmanteniéndose "rmes con la
prohibición. Esta última forma de actuar, con constancia, es fundamental para afrontar con éxito y sin
desesperación la terrible edad de los 2-3 años, que es la del no yla de las rabietas.
En de"nitiva, el mensaje que hay que transmitir desde el principio es que ciertos tipos de comportamiento
son del todo inaceptables, aunque el niño no entienda por qué. Así, enla categoría de lo estrictamente
prohibido se deberían encontrar las conductas que hacen daño a otras personas (como pegar, morder, dar
puñetazos o empujar) y las que podrían poner en peligro supropia integridad (como intentar meter los
dedos en el enchufe o soltar la mano para cruzar la calle).
Así que, de"nitivamente, un niño de un año no es demasiado pequeño para saber que «ese libro es...
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