maestro
Quiero unir dos observaciones que parecen distantes. La primera, que vemos repetida hasta la angustia por los educadores peruanos, es nuestra incapacidad demostrada en lasmediciones internacionales de comprensión lectora. Ante lo cual voy a decir algo, pero después de la segunda observación, en la que cito a Adriana, del blog “Novas Tecnoloxías e profesorado“:
“¿Hay unaidentidad de alumno? ¿qué cosas podemos plantear que nos define como alumnos? ¿qué significa ser alumno? La pregunta fue dirigida a los alumnos y alumnas de 5º de psicopedagogía en la asignaturaAsesoramiento curricular a centros y profesores. ¡¡¡¡Vaya sorpresa¡¡¡. ¿En qué coincide la mayor parte de ellos?. En que ser alumno significa, obedecer, no responder a los propios impulsos, repetirinformación, callar frente a una pregunta, no criticar…” [Viene de aquí]
Es cierto: ser alumno se siente como una insuficiencia (de conocimientos), como un ser pasivo (atiende, silencio, no te muevas,escribe, copia), una angustia continua (mañana es el examen, no quiero salir a hablar), un motivo de chistes (¿saben la última de los alumnos de…?), un problema (no sé qué hacer con los alumnos decuarto, no les interesa aprender), etc. desde la perspectiva de muchos docentes. Y aunque no queramos reconocerlo, hemos caído en alguna de estas caracterizaciones o prejuicios. No tomamos a los alumnoscomo personas, sino como el “otro lado”, muchas veces hostil, de la enseñanza. Si viéramos que la relación entre maestro y alumnos es un vínculo, le daríamos las mismas oportunidades de establecerreciprocidad que esperamos de un juez, de un policía, de mi jefe, de los amigos.
La relación maestro-alumno no es simple, quizá es más complicada que las otras, porque implica dos niveles: el nivel depersona a persona y el nivel de “tengo que ayudarte-guiarte-orientarte-conducirte”. Y este último es más complicado que el de nuestras relaciones con las autoridades, porque no es una relación entre...
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