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En 1977, fue electo presidente de El Salvador, el General Carlos Humberto Romero, representante del Partido de Conciliación Nacional quegobernaba el país desde 1962 –año en que se había aprobado una Constitución que prohibía las doctrinas anárquicas y contrarias a la democracia-.
Las fuerzas opositoras, que venían organizándose ybregando por mejoras en la calidad de vida de la población y también por el cese de la represión, denunciaron fraude electoral y convocaron a una concentración popular en la plaza principal de SanSalvador. Para disolver esta manifestación, las fuerzas de seguridad utilizaron la violencia, dejando como resultado decenas de muertos y desaparecidos. A partir de ese momento, recrudeció una represióninusitada.
Se persiguió a campesinos, obreros, intelectuales y sacerdotes. Integrantes de la Iglesia católica –de gran predicamento en la población- fueron expulsados del país. Algunos de los que pudieronquedarse, manifestaban públicamente su solidaridad y defensa hacia las víctimas de la violencia política y económica. El arzobispo Oscar Romero –asesinado en 1980 por un escuadrón de la muerteformado por civiles y militares de ultraderecha llamado Unión Guerrera Blanca, comandado por el Mayor Roberto d’Abuisson- manifestó en una entrevista que:
“El gobierno no debe tomar al sacerdote que sepronuncia por la justicia social como un político o elemento subversivo, cuando éste está cumpliendo su misión en la política de bien común”.
(La Prensa Gráfica, 10 de febrero de 1977 en Brokman,...
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