Magia Y Mercado
De los mitos actuales, perennes, incuestionables, celebradoscotidianamente a escala global, uno de ellos se denomina el mercado. El artículo definido «el» no deja dudas sobre su existencia cosificada. Podemos tocarlo, verlo, sentirlo. Nos referimos a él como una cosa, una entidad con vida propia, capaz incluso de reacciones semihumanas. Se dice que tiene «humores», «reacciona» con optimismo o pesimismo a determinadas medidas, tiene «percepción» de lo que aconteceen el reino de la política y de la vida social. Su personalidad es «sensible», «irascible», oscila con el sabor de los sucesos, rumores y noticias. La profusión de frases al respecto son elocuentes: «el mercado está inquieto», «se recuperó de los efectos negativos», «respiró aliviado» y «comprendió las medidas» de este o aquel gobierno. Se habla como si estuviésemos ante un ser dotado desensibilidad, inteligencia y autopercepción, un organismo vivo, dinámico y envolvente.
«El» mercado posee también características divinas. Como los seres sagrados, siendo global, planetario, se encuentra en «todas partes»; de la China comunista y de las oficinas de Wall Street, pasando por el Banco Central brasileño, argentino, europeo, penetrando las organizaciones internacionales, ONG, partidos,sindicatos, universidades, industrias culturales. Nadie escapa a sus redes, a su mirada atenta y controladora. Su lógica utilitaria subsume impiadosamente a los individuos. Incluso en los rincones más pobres del planeta, como el África negra, su presencia, o mejor, su ausencia, es sentida y lamentada. Se dice que fue «abandonada», como si los dioses, por una omisión de los hombres, tal vez la falta de unsentido calvinista de la vida, la hubiesen condenado a la privación, dejándola a merced de sus propios pecados. Castigo duro, pero ciertamente un día será redimida. El mercado es trascendente y omnisciente. Cada transacción comercial, cultural o científica, atestigua su existencia, actualiza su manifestación. Sin el constreñimiento de las viejas barreras materiales, pues un aparato tecnológicosofisticado -ordenadores, satélites, fibras ópticas, tarjetas de crédito- hace su voracidad simultánea y extensiva a la espacialidad de la modernidad-mundo.
Pero los mitos son misteriosos, contienen secretos insondables. Su estructura sutil, su complejidad, no se revelan fácilmente a los ojos de los simples mortales. Deben ser interrogadas, descifradas por algunos predestinados. Los economistas,sacerdotes-hechiceros modernos, cumplen esa función. Ellos, y sólo ellos, consiguen sondear lo oculto, interpretar sus designios. Como los quirománticos, interpretan el presente y leen el porvenir (es común ver en los diarios sus previsiones acerca del futuro). La ciencia económica, como las religiones, necesita especialistas, una casta especial traduce así la voluntad divina. Como los letrados...
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