Magister

Un país como Colombia, signado por toda suerte de manifestaciones violentas, sumido en una profunda crisis de las instituciones políticas, habituado con el transcurso de los años a ver como crece la impunidad frente al delito y la corrupción, requiere no solo de medidas jurídicas y de reformas administrativas, sino de una nueva creación intelectual que permita reconstruir valores esenciales parala conservación y el desarrollo de la vida.

Buena parte de esta misión, profundamente humana, debe ser asumida por la educación desde el comienzo mismo de la escolaridad donde cualquier pretensión autoritaria o excluyente de los agentes de socialización con respecto al conocimiento y a los marcos simbólicos de valorización cultural tendrán que desarrollar las posibilidades de la crítica, lacreatividad, el pensamiento divergente y la construcción permanente como factor inherente del carácter formativo y humanizante que debe definir la naturaleza de este espacio educativo.

En el momento actual la escuela no se haya preparada para afrontar esta nueva situación, su pedagogía sigue un camino represivo. Niega que existe un nuevo tipo de estudiante, niega su origen social, desconoce lacotidianidad como relevante para la vida en ella y no-conforme aún niega la individualidad, la personalidad, sus necesidades nacidas de una experiencia propia. En síntesis actúa hacia la negación del ser: "La escuela colombiana es una escuela para el control y la exclusión".[1]

"Nuestra escuela a adelantado una sigilosa vigilancia desde su deber ser más que desde las condiciones y posibilidadesque en la situación real tiene. La institución escolar dedicada al control a echado sus cimientos y apoyada en actitudes tales como: el autoritarismo, la discriminación, el prejuicio, la conciencia moral particular institucionalizada por algunos estamentos... mantiene su legitimidad".[2] Allí, en la microcultura de la institución educativa se concretan las virtudes y las pervenciones de un serviciopúblico orientado a satisfacer un derecho fundamental del ser humano.

En el diario acontecer de la escuela, se hacen violaciones flagrantes a la constitución, como es el caso del manual de convivencia, donde se consignan normas de control de la intimidad, de la libertad de consciencia, del libre desarrollo de la personalidad, cuya transgresión ocasiona la exclusión del sistema.

"En lasrelaciones que se tejen en la escuela se presenta cotidianamente la exclusión apoyada en posturas provenientes del autoritarismo, la discriminación, el prejuicio(...)"[3] Es un ambiente tenso, pues la autoridad atraviesa todos los espacios, la norma rompe la armonía de la convivencia y genera el roce permanente entre los distintos actores de la trama educativa: el aprendizaje se impone a través de laautoridad del maestro, generando una conducta vertical frente al conocimiento; esto por supuesto, para no hablar de la exclusión que igualmente se da por carencia de recursos, por apariencia física, por origen familiar, por preferencias políticas, por creencias religiosas o por simple arbitrariedad.

Obviamente lo anterior no recoge todos los infinitos matices a través de los cuales podríahacerse una descripción rigurosa de las características que adquiere la escuela en nuestra sociedad, pero señala puntos críticos que de una u otra forma se han ido gestando a través de la historia educativa del país. La escuela colombiana, nuestra institución formadora en la que nos hemos educado, ha sido concebida pensando más en el control y la vigilancia que en la aceptación y valoración delconflicto y el error como elemento positivo y vital para el aprendizaje en tanto que descuida actitudes como la confianza, el afecto y la ternura, fundamentos del desarrollo moral y parteros de la convivencia digna.[4]

La intransigencia en la escuela no solamente da el paso entre ruptura de la norma y la disciplina sin tener en cuenta el sentido formativo de este proceso sino que centrándose...