Magustinaledesma
Páginas: 2 (406 palabras)
Publicado: 11 de abril de 2012
Bocanada
Sentada sobre este tapizado color rojo pomelo, algo pálido, frío y descocido.
El subte está helado y vacío. Suena el andén y retumba el continuo choque de las manijas, quienes libresde todo germen humano, golpean unas con otras, siguiendo un movimiento pendular, tal como el de una hamaca. tic tic tic tic.
Siento que me asecha un reloj, tengo fobia. Miro hacia el techo, sobre mitengo una especie de rejilla que trae una bocanada de aire fresco y puro, al menos eso dicen, pero en lo que a mi respecta, me genera cierta desconfianza, puede caerse algo sobre mi cabeza en elmomento menos pensado, una tucura, una piraña, un almíbar subterráneo, que se yo, cualquier cosa. Por fuera reconozco que el subte es pintoresco, amarillo diamante, con sus luces de neon que sacanchispas, sus azulejos pintados y sus baldosas negras y blancas, que tienen el poder de hacer creer rey a más de un comicastro que las pisa y poner en jaque mate a algún que otro desposeído queazarosamente fue elegido aún sin darse cuenta. El subte de Buenos Aires lejos de ser una bagatela, costumbrista y laboral, es toda una proeza desafiante y soberbia. Tengo varias fobias, lo acepto, pero megustaría saber que es lo hay detrás de ese punto fijo y vacío al que todas las personas miran cuando viajan. Inmóviles, como si nada ocurriría, como si fuese normal viajar 34 metros bajo tierra en una cajade lata de 1,435 metros con ventanas que dan a la nada misma, a lo negro, a lo profundo, y aun así respirar normalmente con esa cursilería posmoderna de leer el diario o escuchar música auricular, yni hablemos de dormir. ¿Dormir? cómo hacen para dormir teniendo a los costados tierra, tierra fría y seca sin indicio del rododendro, sin jazmines, tierra sin llantén, tierra con gusanos, quizástal vez, tierra con el fósil de un león. Dormir, mientras tenemos en nuestras cabezas: 13 cables, asfalto, 343 edificios, 16 gatos, infinita gente caminando, una catedral, las oficinas, 2039 calles...
Sentada sobre este tapizado color rojo pomelo, algo pálido, frío y descocido.
El subte está helado y vacío. Suena el andén y retumba el continuo choque de las manijas, quienes libresde todo germen humano, golpean unas con otras, siguiendo un movimiento pendular, tal como el de una hamaca. tic tic tic tic.
Siento que me asecha un reloj, tengo fobia. Miro hacia el techo, sobre mitengo una especie de rejilla que trae una bocanada de aire fresco y puro, al menos eso dicen, pero en lo que a mi respecta, me genera cierta desconfianza, puede caerse algo sobre mi cabeza en elmomento menos pensado, una tucura, una piraña, un almíbar subterráneo, que se yo, cualquier cosa. Por fuera reconozco que el subte es pintoresco, amarillo diamante, con sus luces de neon que sacanchispas, sus azulejos pintados y sus baldosas negras y blancas, que tienen el poder de hacer creer rey a más de un comicastro que las pisa y poner en jaque mate a algún que otro desposeído queazarosamente fue elegido aún sin darse cuenta. El subte de Buenos Aires lejos de ser una bagatela, costumbrista y laboral, es toda una proeza desafiante y soberbia. Tengo varias fobias, lo acepto, pero megustaría saber que es lo hay detrás de ese punto fijo y vacío al que todas las personas miran cuando viajan. Inmóviles, como si nada ocurriría, como si fuese normal viajar 34 metros bajo tierra en una cajade lata de 1,435 metros con ventanas que dan a la nada misma, a lo negro, a lo profundo, y aun así respirar normalmente con esa cursilería posmoderna de leer el diario o escuchar música auricular, yni hablemos de dormir. ¿Dormir? cómo hacen para dormir teniendo a los costados tierra, tierra fría y seca sin indicio del rododendro, sin jazmines, tierra sin llantén, tierra con gusanos, quizástal vez, tierra con el fósil de un león. Dormir, mientras tenemos en nuestras cabezas: 13 cables, asfalto, 343 edificios, 16 gatos, infinita gente caminando, una catedral, las oficinas, 2039 calles...
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