Malestar En La Cultura

EL MALESTAR EN LA CULTURA
Hay un sentimiento que Freud prefiere llamar “sensación de eternidad” es un sentimiento como de algo sin límites, sin barreras, “oceánico”, es un hecho puramente subjetivo.
Normalmente no tenemos más certeza que el sentimiento de nuestro sí-mismo, de nuestro yo propio. La patología nos da a conocer gran número de estados en el que el delimita al yo respecto del mundoexterior. Casos en que partes de nuestro cuerpo propio y aun fragmentos de nuestra propia vida anímica, percepciones, pensamientos, sentimientos, aparecen como ajenos y no pertenecientes al yo, y otros casos en que se atribuye al mundo exterior lo que manifiestamente se ha generado dentro del yo y debiera ser reconocido por él. Por tanto el sentimiento yoico está expuesto a perturbaciones, y loslímites del yo no son fijos.
Este sentimiento yoico del adulto no puede haber sido así desde el comienzo. El lactante no separa todavía su yo de un mundo exterior. Cuando se sustrae al pequeño del pecho materno, se contrapone por primera vez al yo un “objeto” como algo que se encuentra “afuera” y sólo mediante una acción particular es esforzado a aparecer. Nace la tendencia a segregar del yo todo loque pueda devenir fuente de un tal displacer, a arrojarlo hacia afuera, a formar un puro yo-placer, al que se contrapone un ahí afuera ajeno, amenazador. Mucho de lo que no se quería resignar, porque dispensa placer, no es yo, sino objeto; y mucho de lo martirizador que se pretendería arrojar de sí es inseparable del yo. Así permite distinguir lo interno (lo perteneciente al yo) y lo externo(proveniente del mundo exterior). Con ello se da el primer paso para instaurar el principio de realidad.
Originariamente el yo lo contiene todo, más tarde segrega de sí un mundo exterior.
En la vida anímica no puede sepultarse nada de lo que alguna vez se formó, todo se conserva de algún modo y puede ser traído a la luz. Este supuesto de la conservación de todo lo pasado vale únicamente a condiciónde que el órgano de la psique haya permanecido intacto.
Freud admite que en muchos seres humanos existe un sentimiento oceánico que se reconduciría a una fase temprana del sentimiento yoico.
Las necesidades religiosas derivan del desvalidamiento infantil y de la añoranza del padre, que es conservado duraderamente por la angustia frente al hiperpoder del destino. El sentimiento oceánico haentrado con posterioridad en relaciones con la religión. Este ser uno con el todo, que es el contenido del pensamiento que le corresponde, se nos presenta como un primer intento de consuelo religioso, como otro camino para desconocer el peligro que el yo discierne amenazándole desde el mundo exterior.
II
La vida, como nos es impuesta, resulta molesta: nos trae dolores, desengaños, tareas insolubles.Para soportarla recurrimos a los calmantes; de tres clases: 1. poderosas distracciones, que nos hagan valuar un poco nuestra miseria (actividad científica); 2. satisfacciones sustitutivas, que la reduzcan (arte), y 3. sustancias embriagadoras que nos vuelvan insensibles a ellas. Influyen sobre nuestro cuerpo.
La “felicidad” corresponde a la satisfacción más bien repentina de necesidades retenidas,con alto grado de estasis, y por su propia naturaleza sólo es posible como un fenómeno episódico.
Desde tres lados amenaza el sufrimiento:
1. Desde el cuerpo propio, que, destinado a la ruina y la disolución, no puede prescindir del dolor y la angustia como señales de alarma;
2. Desde el mundo exterior que puede abatir sus furias sobre nosotros con fuerzas hiperpotentes, despiadadas,destructoras.
3. Desde los vínculos con otros seres.
Del mundo exterior no es posible protegerse excepto extrañándose de él de algún modo, otro camino mejor es: como miembro de la comunidad, y con la ayuda de la técnica guiada por la ciencia, pasar a la ofensiva contra la naturaleza y someterla a la voluntad del hombre.  Sin embargo, los métodos más interesante para evitar el sufrimiento son...