malinalli
Lasaportaciones de Laura Esquivel constituyen una perspectiva distinta al fabular esta figura femenina desde la femineidad, la “lengua” del Conquistador; es decir, su intérprete y, a la vez, esclava, amante yentregada con dote en feliz matrimonio a uno de sus fieles caudillos, Jaramillo. Para ello se ha servido de una selecta bibliografía, puesta al día, que se incluye al final del libro y que ha de permitirleevocar las costumbres indígenas, sus mitos y dioses y, en cierto modo, la arcádica vida (salvo los sacrificios humanos) anterior a la presencia de aquellos barbudos que el emperador Moctezuma creyóenviados por el mismo Quetzalcóatl, dios blanco y serpiente emplumada, que huyó a través del mar. Esquivel nos ofrece una narración lírica, tejida de experiencias místicas, en un lenguaje algoempalagoso, la abundancia de mitos que demoran la acción y el escaso realismo de las situaciones.
El personaje fundamental del libro, abundantemente ilustrado por Jordi Castells, es la existencia deaquella mujer indígena, vendida por su madre, esclava, devota de una abuela que, ya ciega, le relata y descubre la esencia de una cultura que pronto se tornará mestiza y perderá sus señas de identidad. Elanálisis del comportamiento de la que fuera primera dama indígena de la Conquista de México se basa en el desconcierto, en la dualidad religiosa en la que vive, en el descubrimiento de la crueldad delos españoles, en los servicios que se ve obligada a prestarle a Cortés, sobre quien se traza un perfil biográfico anterior a su llegada al Nuevo Mundo. Pero será la condición femenina la que teñiráesta documentada narración histórica con intuiciones sagaces. Sus mejores aciertos son las descripciones de la matanza de Cholula, en la que murieron “más de seis mil cholultecas”, la vida cotidiana...
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