Malvinas (La Anécdota)

Páginas: 10 (2387 palabras) Publicado: 19 de febrero de 2013
Historias...30 años de Malvinas
La guerra en primera persona
El argentino que volvió a Malvinas para devolver un pulóver; el reencuentro del soldado y la niña que se escribieron cartas durante el conflicto; los protagonistas del ataque al portaaviones británico Invencible; el comandante del submarino que inició el desembarco en las islas. Historias mínimas que urden la memoria de un paísPor Daniel Gallo y Jaime Rosemberg  | LA NACION

"HUBO AMENAZAS EXPLÍCITAS PARA QUE NO CONTÁRAMOS NADA"
Cuando Miguel Savage volvió de Malvinas, su familia le organizó una fiesta de bienvenida.
"Todo el mundo estaba eufórico, me preguntaban si había matado a alguien, si había visto a los gurkas? Pero yo todavía estaba muy débil, raquítico? En dos meses había perdido veinte kilos. Venía de sobrevivira uno de los climas más hostiles del planeta, de tener que dormir abrazado a mi compañero Roberto para no morir congelado y estaba como aturdido. El contraste entre todo ese ruido y el silencio del que yo volvía era enorme", recuerda en diálogo con La Nacion.
"Entonces -continúa con su relato-, me fui a la cocina, me calenté las manos sobre la hornalla encendida y pensé: «Nadie tiene idea de loque pasaste. Vas a tener que ser fuerte: vas a estar solo con tu recuerdo por el resto de tu vida»".
Ese recuerdo al que se refería condensaba muchos, demasiados elementos. Entre ellos, la sensación de haber sido traicionado por sus jefes antes y durante el conflicto: "Yo era un conscripto de 19 años que habían mandado a la guerra con un solo día de práctica de tiro, con una carpa cuya lona sedesgarró durante la primera tormenta, y que tuvo que atravesar 60 días de alimentación líquida, porque en mi caso no hubo ni pan ni galletitas. Eramos 150 y lo sólido llegaba sólo para 30. Había que hacerlo durar".
Pero el hambre es paciente hasta que un día estalla. Y en su caso, cuando el hambre estalló, tomó el control de sus acciones. Así, cegado por la urgencia, una mañana ingresó en unagranja kelper junto a su sargento en busca de una posible base de operaciones enemiga. La granja estaba desocupada y el soldado, una vez efectuada la revisión de rigor, se dedicó a saciar su instinto más urgente. Comió con desesperación y, al huir del lugar, tomó también un abrigo, un típico pulóver inglés que se llevó sin remordimientos. "En ese momento era literalmente un esqueleto con casco. Estabamoribundo. Y en esa casa, al ponerme ese pulóver, fue como volver a vivir", recuerda con emoción.
Savage conservó el pulóver durante más de 20 años. Enmarcado, a la manera de los trofeos o las camisetas de fútbol. "Pero para mí nunca significó un trofeo -aclara-. Para mí era un hermoso recuerdo que en algún momento me salvó la vida."
En 2006, durante su segundo viaje a Malvinas, decidió devolverla prenda. Su dueño había fallecido, así que lo recibió su hija, junto a una nota manuscrita de agradecimiento: "Este pulóver me dio abrigo en un momento de tremenda exposición -dice en uno de sus pasajes- (...)También lo usé estando como prisionero a bordo del Camberra, tomando el té con la plana mayor de oficiales de la Task Force, que junto con todos los medios británicos me ?sometieron' a unaverdadera conferencia de prensa, asombrados de cómo habíamos logrado sobrevivir a semejante rigor climático sin suficiente alimento. (...)."

"YO ERA CHICA, NO PODÍA CREER QUE UN SOLDADO ME RESPONDIESE UNA CARTA"
Esta es la historia del encuentro entre María Esperanza Armelin y Luis Rivero durante la Guerra de Malvinas.
En aquel entonces, María Esperanza tenía 7 años y, como tantos otroschicos de su edad, escribió una carta para los soldados destinados en las islas. Con tinta azul y un colorido dibujo les deseó suerte y pidió que la guerra llegara pronto a su fin.
Su carta llegó a manos del cabo Luis Rivero, un joven soldado que había egresado el año anterior de la Escuela de Suboficiales de Córdoba y había sido destinado a las islas para cubrir un puesto dentro de la Red de...
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