MALYY


1) La configuración de clase en nuestro país se caracteriza, tal como Aníbal Quijano afirma, en una “colonialidad del poder” en la que la clase “blanca” domina y es superior a la clase “negra”. En este sentido, en Argentina, la definición de “negros” no refiere específicamente a la tez y el color de piel, sino a la gente de clase baja, clasificándolos como “negros de alma”, “villeros”, y losblancos son los que se ubican en una clase media-alta. Si bien la clase “blanca” califica a los negros como algo negativo, inferior y muchas veces peligroso, estos mismos “negros” lo adoptan como su identidad y se sienten orgullosos de ella.
La clase media es posible que repita una y otra vez cuando vea gente pobre y de facciones oscuras y angulares, la frase “negros de mierda”. Así la negritud setransforma en la pesadilla fantasmagórica de la clase media, no existen en cuanto a historia pero existen en cuanto a peligro, “negros chorros”, “negros vagos”. Son el peligro de malón, el latente temor al atentado de la propiedad, al orden establecido. Las villas se han transformado en un espacio inevitable de las grandes ciudades argentinas. De un lugar de paso se transformó en un lugar depermanencia y de pertenencia. Su origen data de la migración provinciana en los años 30, pero es un movimiento que es expande desde los años 50 cuando el campo sigue expulsando mano de obra que no necesita y las provincias concluyen su fracaso económico producto de un siglo de liberalismo porteño, que fundó una gran ciudad puerto y eliminó todo desarrollo artesanal de las provincias.
“La paranoia delpoder” refiere a que hay miedos e imágenes que se repiten, como la que recorre todo el siglo diecinueve y veinte: el de las clases altas por la ocupación de las clases populares del espacio urbano. El control de la calle es, finalmente, el control del poder y ese miedo, por lo tanto, no es un miedo más: ese es el de perder los privilegios con los que se constituyó una clase. En el siglo diecinueveese miedo se desarrollo en los carnavales de los negros, en la insolencia de gauchos e indios frente a las normas pautadas de la civilización, la ocupación de las ciudades por la barbarie rural. En todas ellas la paranoia del poder funda un tema: la invasión. En el siglo veinte, el peronismo actualiza el miedo. Primero el diecisiete de octubre y después en los actos oficiales del peronismoinauguran una época: la ocupación de las ciudades por la clase obrera. El diecisiete de octubre proliferaron muchas imágenes: la de la plaza llena, la de la clase obrera abandonando las fábricas, la de la primera espera a Perón. Hay una, acaso la más famosa, que me interesa: la de la gente remojándose sus patas en la fuente de la plaza de mayo. En el desdén de los pobres a la “civilidad” burguesa, a lanueva forma de circular una ciudad, es el vivir de los barrios en el centro, una fuente finalmente es simplemente una provisión de agua. Ese hecho mínimo atenta a las verdades con que una clase construyó la ciudad: atenta políticamente porque ocupa un espacio céntrico que no le es permitido y atenta simbólicamente porque profana un objeto y un espacio que el liberalismo fetichizó: la plaza y lafuente. La fuente es la cultura occidental y, por lo tanto, para el poder no tiene más uso que el de significar una pertenencia de clase. El desprecio de poner las piernas a remojar en el agua es la integridad de las clases populares frente al poder. Es la política que se torna identidad y una identidad que se torna política. En las clases altas y medias la invasión fue, también, sobre la identidad yactualizó la lectura de la paranoia que en el siglo diecinueve Sarmiento canonizó con su facundo. Los blancos se escandalizaron de que los negros bailen o de que los negros hagan política pero ese terror se sintió esencialmente como la pérdida de un espacio como una casa tomada.
El término “politización del color” refiere a cómo el sector político después de la crisis de 2001, específicamente...