Mamerto

Páginas: 6 (1321 palabras) Publicado: 28 de mayo de 2010
Buenas Nuevas
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Cuento 56
LA RANITA DEL TERRAPLEN

por Mamerto Menapace, osb
Monasterio Santa María de Los Toldos

Vivía nuestra ranita en una ciudad grande. Pero de la ciudad sólo conocía el arrebal donde había nacido; era justamente la parte baja que las lluvias anegaban periódicamente. Por allí las máquinas dela municipalidad casi no venían. Las cunetas estaban siempre llenas de agua; las baldosas de las veredas, al estar sueltas, solían jugar malas pasadas a los que caminaban por ellas; y los zócalo de las casas se descascaraban un poco por todos lados a causa de la humedad.

No es que no amara a su barrio. Pero aquellos detalles amargaban a la ranita, que prestaba demasiada atención al ambiente quela rodeaba. Tenía algo de soñadora . Y lo sórdido de las cunetas, zócalos y veredas, terminó por resultarle insoportable. Su descontento tenía algo de contagiosos, y creaba clima a su alrededor. Porque hay que reconocer que su alma de poeta tenía la rara cualidad de comunicarse y transmitir sus sentimientos.

Muchas veces había escuchado comentar la hermosura de las grandes ciudades, con callesprolijas, plazas cuidadas y avenidas arboladas. Estas descripciones no hacían más que aumentar su disgusto por todo lo desagradable que veía continuamente a su alrededor. Y como le suele pasar a los soñadores, comenzó a polarizar sus sentimientos. Todo lo desagradable, molesto y prosaico decidió que se había dado cita en su ciudad natal. Mientras que todo lo lindo, lo armonioso y elegante, debíaencontrarse en la ciudad ideal que comenzó a imaginarse como existente en algún lugar.

Por el bajo de su barrio cruzaba justamente el ferrocarril. Allí las vías circulaban sobre un alto terraplén que, a varios metros de altura, amurallaba el horizonte impidiendo ver todo lo que quedaba del otro lado. Y nuestra ranita decidió, vaya a saber uno por qué, que justamente detrás del terraplén debíaestar la ciudad magnífica de la que tanto le habían hablado. Y fue tal su convicción que decidió trepar el terraplén a fin de gozar de la visión de aquella ciudad tan distinta de la suya.

El trabajo fue muy arduo. Porque nuestro animalito no tenía experiencia de salto en alto. Sólo conocía el salto en largo. Pero esta de Dios que lo lograría, porque Dios ayuda al que se esfuerza. Y la ranitaalentaba su esfuerzo con el enorme deseo que tenía de ver la ciudad de sus sueños. Y finalmente llegó a la cumbre del terraplén.

Pero no vio nada. El riel de hierro de una cuarta de altura le cortaba todo el campo visual de izquierda a derecha en kilómetros de distancia. Por más que ensayó nuevos saltos, nada logró ver. Pero no se dio por vencida. Se dio cuenta de que su posición horizontal dejabasus ojos por debajo del nivel de las vías. Otra cosa sería que optara por la postura vertical. Y con un enorme esfuerzo, finalmente se paró sobre sus patitas y con las manos apoyadas sobre el hierro extendió su visita en lontanza.

Lo que vio la dejó admirada. Realmente no lo hubiera esperado. Una hermosísima ciudad se presentó ante sus ojos. Más allá de los barrios bajos se abrían hermosasavenidas, casas de varios pisos, calles rectas y limpias. Las plazas eran una belleza, y el río brillaba más allá enmarcando la ciudad. Embelesada, la ranita se dijo a sí misma:

-Verdaderamente, ésta sí que es una ciudad magnífica. La mía no tiene comparación con ésta que estoy viendo. Desde hoy me voy a vivir a la ciudad de calles rectas y de plazas arboladas.

Pero en realidad la ranita alponerse en vertical, no había visto lo que estaba delante suyo, sino lo que había dejado a sus espaldas. Porque las ranas no tienen sus ojos delante de su cara, sino encima de su cabeza. Y al ponerse en vertical, lo que había descubierto era su propia ciudad, la que había dejado tras suyo al subir al terraplén. Sólo que esta vez había tenido la oportunidad de verla desde la altura y en plenitud....
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