Manifiesto Comunista
Pero el Manifiesto es algo más que la proclamación de una nueva teoría. En él, la nueva visión dialéctica de la sociedad, la concepción materialista de la historiasocial, el nuevo materialismo, es algo más que la testificación de una verdad científica. El Manifiesto Comunista no se limita a entregar a la sociedad una nueva teoría y a la ciencia un nuevo modo de estudiar la sociedad. En sus famosas tesis sobre Feuerbach, había dicho Marx: «Los filósofos no han hecho más que interpretar el mundo, cada cual a su manera; mas de lo que se trata es detransformarlo». El Manifiesto Comunista no venía, pues, a brindar una nueva interpretación del mundo en un plano contemplativo, sino que pretendía entregar la palanca para su transformación. Y la entregaba a aquella clase a quien la propia historia de esta sociedad de clases, por impero de su situación material, imponía la misión ineludible de crear la sociedad nueva: el proletariado. El Manifiesto Comunista, seha dicho con razón, es la Carta magna, el evangelio del proletariado militante de todos los países. Y quien quiera formarse una idea clara de lo que es esta proclama, única en la historia, deberá cuidarse de no desintegrar, ni permitir que otros deliberadamente le desintegren, la unidad inseparable que forman en el Manifiesto Comunista la teoría y la práctica, la visión científica y la políticarevolucionaria, la interpretación social y la lucha proletaria de clases como el arma para su ejecución. La concepción científica del materialismo histórico se disecaría y convertiría en un objeto inerte de doctrina sin la savia vitalizadora, dinámica, de la lucha de clases, sin la meta próxima de la dictadura del proletariado y el objetivo último de la a sociedad sin clases. Exangüe de su linfapolítica, revolucionaria, mutilado del brazo práctico del proletariado, sublimado en pura teoría, el Manifiesto Comunista quedaría reducido, degradado, a texto escolástico, y sus autores no pretendieron ser jamás los dómines de una «escuela», sino los precursores y los orientadores del partido mundial de las masas proletarias. El grito de «¡Proletarios de todos los países, unios!» no es, en elManifiesto Comunista, un santo y seña incidental, sino la culminación y el remate lógico de toda la doctrina. Pues en la unión de los proletarios del mundo, y sólo en ella, residía la viabilidad del nuevo principio.
Las vicisitudes del Manifiesto Comunista –reeditado cientos de veces en todos los idiomas– desde su fecha hasta hoy, acusan, como la curva de una fiebre, todo el ritmo del movimiento...
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