Manifiesto del señor antipirina
DEL
SEÑOR
ANTIPIRINA
Tristan
Tzara
Dadá
es
nuestra
intensidad:
que
erige
las
bayonetas
sin
consecuencia
la
cabeza
sumatral
del
bebé
alemán;
dadá
es
la
vida
sin
pantuflas
ni
paralelos;
que
está
en
contra
y
a
favor
de la
unidad
y
decididamente
contra
el
futuro;
sabemos
sensatamente
que
nuestros
cerebros
se
convertirán
en
cojines
blanduzcos,
que nuestro
antidogmatismo
es
tan
exclusivista
como
el
funcionario
y
que
no
somos
libres
y
gritamos
libertad;
necesidad
severa
sin disciplina
ni
moral
y
escupamos
sobre
la
humanidad.
Dadá
permanece
dentro
del
marco
de
las
debilidades
europeas,
es una
cochinada
como
todas,
pero
de
ahora
en
adelante
queremos
zurrarnos
en
diversos
colores
para
ornar
el
jardín
zoológico del
arte
de
todas
las
banderas
de
los
consulados.
Nosotros
somos
directores
de
circo
y
chiflamos
por
entre
los
vientos de
las
ferias,
por
entre
los
conventos,
prostituciones,
teatros,
realidades,
sentimientos,
restaurantes,
uy,
jojo,
bang,
Bang.
Nosotros
declaramos
que
el
coche
es
un
sentimiento
que
nos
ha
mimado
más
de
lo
suficiente
en
las
lentitudes
de
sus abstracciones,
como
los
trasatlánticos,
los
ruidos
y
las
ideas.
Sin
embargo,
nosotros
exteriorizamos
la
facilidad,
buscamos...
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