Manifiestos del humanismo: A Dionisio Da Burgo San Sepolcro, de la orden de San Agustín y profesor de sagradas escrituras, acerca de ciertas preocupaciones propias

PETRARCA, Francesco. A Dionisio Da Burgo San Sepolcro, de la orden de San Agustín y profesor de sagradas escrituras, acerca de ciertas preocupaciones propias (FAM.IV, I). En: Petrarca, Bruni, valla, Pico della Mirandola, Alberti: Manifiestos del humanismo. Ediciones Península, Barcelona, 2000, págs. 25-35.

Este texto es una epístola escrita por el humanista italiano Francesco Petrarcafechada en 1353, teniendo como destinatario a Dionisio Da Burgo San Sepolcro perteneciente a la orden religiosa de San Agustín, gran amigo y confesor del emisor de esta carta. Trata de la experiencia que vivió el escritor renacentista Petrarca al subir al monte Ventoso, ubicado en la región francesa de Provenza, lugar bien conocido por este, ya que vivió parte de su vida en este sitio. Esta idea surgióen su deseo de observar la región desde la cima más alta de la montaña que había estado visible a lo largo de su juventud, el impulso final se lo dio su relectura de la Historia romana de Tito Livio, en donde narra una aventura semejante, sobre la ascensión a una montaña de Tesalia llamada Hemo, realizada por el rey Filipo de Macedonia. A través de todas las líneas de esta carta Petrarca narra suspensamientos, preocupaciones y lamentaciones, antes, durante y después de su ascensión, haciendo especial referencia a las debilidades y virtudes del cuerpo y del espíritu.

El viaje hacia la cima del monte ventoso ocurrió el 26 de abril de 1336, y fue realizado por Petrarca, su hermano y algunos de sus criados. El humanista habría tenido entre sus posibles acompañantes a varios de sus amigos,pero los descarto al considerar que no tenían un equilibrio entre sus defectos y virtudes, pensaba que algunos eran muy cautos, impulsivos, precavidos, joviales, y hasta su preocupación se halló en sus condiciones físicas como la delgadez y el peso, “uno era más torpe y otro más prudente de lo que hubiera querido.” Así fue que decidió no tomar en cuenta la presencia de sus amigos en tan larga eintensa travesía, al considerar que estas “faltas en un viaje se hacen insoportables.”
Al final Petrarca resolvió buscar un acompañante en su morada, y fue de esta manera como su hermano fue el elegido para tan gran experiencia. El día planeado se emprendió el camino hacia el monte ventoso, llegando a un punto conocido como Malaucène una comuna en la falda de la montaña. En el proceso se dieroncuenta que las condiciones del terreno eran bastante inaccesibles, pero la energía y la motivación de llegar a la meta no se opacaron con los obstáculos impuestos por la naturaleza del lugar. En el transcurso del camino se encontraron con un anciano que les advirtió de los peligros del recorrido, pero sus advertencias encendieron aún más sus deseos de continuar el viaje, e hicieron caso omiso a suspalabras ya que “como ocurre en los jóvenes, que no creen a los que les aconsejan.” Siguieron adelante. Continuando la senda de la montaña se encontraron fatigados debido al esfuerzo que con mucho ánimo se inició vía ascendente, obviamente el cansancio ganaba terreno en el curso del tiempo, Petrarca admite que para “excusar su pereza” buscaba senderos más largos pero sin tantos impedimentos quele permitieran llegar a la cima sin tener que hacer grandes esfuerzos, haciendo esto varias veces antes de sucumbir al cansancio. Aunque reconoció que fueron inútiles sus pretensiones, decidiendo ir directamente hacia la cúspide.
En el transcurrir de la senda Petrarca se pregunta si “¿es posible que alguien corpóreo pueda alcanzar las alturas descendiendo? y justo es ahí cuando relacionametafóricamente las dificultades de la ascensión al monte por medio del cuerpo con la cercanía a una vida virtuosa. Debido a que Petrarca era “…un moralista, afín a la tradición estoica”1 estaba influenciado por las ideas de la razón, la naturaleza y la ley, por esto consideraba que para alcanzar una vida venerable, se debía alejar de las comodidades materiales, y de las influencias mundanas que...