manigua
En Manigua (una novela swahili), Carlos Ríos va desgranando el diario improbable de una leyenda que no se refiere al pasado ni al futuro, sino a unpresente cuya permanente descomposición adquiere la naturalidad de lo cotidiano y de lo inevitable. Una apuesta radical por despojar al lenguaje hasta volverlo hipnótico transforma esta obra en una cartografía anotada de la catástrofe personal. Un estudio antropológico cuyo sujeto se extravía dentro del alucinado universo geográfico que lo contiene, lo sabotea y lo constituye.
[LosInrockuptibles]
La naturaleza (o la ausencia de artificio)
Por Oliverio Coelho
Cada tanto aparecen novelas que rompen silenciosamente con algunas convenciones narrativas, sin subrayar su propio experimentalismo ni escenificarlo en un ámbito que no sea el esctrictamente literario. Manigua tiene la cualidad extraña de ciertos relatos cuya singularidad radica en la naturaleza -o en la ausencia deartificio- con la que presentan el acto de narrar. En las primeras páginas el relato remeda una ficción antropológica. Pasada esa apertura, anécdotas que bordean mitologías tribales -la swahili y la kikuyu- en una atmósfera posapocalíptica se imbrican en las voces del narrador y del personaje. El cruce de voces, la disputa coral, agrega profundidad a un relato que parte de un plano -eseplano helado de las novelas de Bellatin- y se desplaza hacia anécdotas laterales. No son desviaciones del sentido ni digresiones, sino visiones paganas de alguien que ve, recuerda, y conjura la muerte lenta de un hermano. Ese alguien es Apolon, que pone o puso -según el momento de la narración- en riesgo su vida para buscar una vaca y honrar el nacimiento de su hermano en un ritual pensado parasu padre. La voz encarnada y atemporal de Apolon refiere, entonces, una odisea terrestre por un suelo calcinado y a la vez mágico: un África traspapelada milagrosamente en la pluma de un argentino que vivió en México y está de vuelta. El narrador -y aquí reside la naturaleza espontánea del experimento, en el paso continuo de la primera a la tercera persona- lleva al extremo esa aventuraque remite, de un modo cíclico, a la escena donde el hermano agoniza. En todo caso, en Manigua hay un oído y una voz, y tantos paisajes apocalípticos como sucesos irracionales. Además de poner en abismo el hecho mismo de narrar y dejar que la elipsis apuntale las diferentes capas de la novela, Ríos aborda poéticamente un asunto delicado e imposible: la relación con ese par semidivino quepuede llegar a ser un hermano.
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[Revista Ñ]
Recomendación
Por Gabriela Cabezón Cámara
Manigua, la novela de Carlos Ríos que acaba de editar Entropía. La recomiendo porque con su concentrado lirismo y su brevedad -tiene apenas 64 páginas- se anima a mucho: desarrolla una hipótesispoética del apocalipsis, de los últimos desastres, de la desintegración de la cultura en un mundo posatómico, analfabeto, que ha vuelto a la oralidad y a los mitos propios de la prehistoria, como si la cultura se cerrara volviendo a los orígenes. Y genera imágenes de desoladora belleza, en las que conviven basurales con mandatos tribales y tecnología de punta con guerra de clanes.
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