Manos
Estabasobrepasada. Muchos aviones. Muchos colectivos, muchas cartas, infinidad de correo electrónico, pero lo corporeo se transportaba a destinos remotos, y los sentimientos iban abandonándome, con cadadespedida. Los momentos se transformaban en recuerdos, en carencias, en búsquedas dolorosas que desencadenaban finales abiertos… y otra vez tenía que dar ese paso…
Me daba miedo en esta oportunidad. Laúltima partida me había afectado de manera considerable, pero encontar un nuevo refugio era indispensable…
Cuando escribí esto , no sabía todo lo que pasaría luego, pero subconcientemente, escribí estaprimera carta con la esperanza de que alguien me creyera alguna vez…
Estaba inquieta. El insomnio reinaba otra vez y ningún té asiático me relajaba lo suficiente como para que el sueño me sedujera.Mil y un pensamientos trotaban por mi cabeza y eso parecía perturbarme. La pila de proyectos que juntaban polvo en aquel cajón, el álbum de fotos que había perdido en aquella mudanza, el mensaje quejamás había podido terminar, ese café pendiente y un sinfín de preguntas sobre una situación particular me atosigaban.
Buscaba respuestas. Necesitaba respuestas. Sin embargo, no llegaba a completar latríada dialéctica, tenía siempre la tesis y la antítesis, pero la síntesis parecía estar perdida en el medio de una espesa nebulosa. Estaba inmóvil, congelada, anestesiada… bastante alienada del caminoque una vez creí indicado. Será que había estado pateando las piedras?
Di vueltas y vueltas en la cama pero era inútil, entonces me acordé. Encendí la luz y busqué dentro de esa cajita diminuta...
Regístrate para leer el documento completo.