manual de politicas
No soy el dueño de la verdad, por eso la comparto.Principio de refutación
Laprimera parte es, a todas luces, una especie de ejercicio apologético en el que el autor trata de desligar el rechazo al matrimonio gay de la homofobia. Eso técnicamente es correcto, no hace falta teneruna aversión a los homosexuales para decidir que no hay que legalizar las uniones entre ellos. Como bien dice Ciotti,
Podemos amar y hasta incluso respetar el estilo de vida de un individuo que fumaCannabis, pero no estar de acuerdo con la legalización del consumo de marihuana no significa tener odio a estas personas
Lo cual es completamente válido. Uno puede aceptar a una persona que fumaporro y no tener problema de estar rodeado de personas que lo hacen pero aún así mantener una posición intelectual de rechazo a la legalización de la marihuana basado en sus supuestas consecuenciasnegativas. Pero esto sólo ocurre en el ámbito de la lógica, en el ámbito psicológico las cosas se vuelven más borrosas. Sólo hace falta ver la vehemencia con la que algunos activistas anti-matrimoniorechazan el “estilo de vida homosexual” y el frecuente uso de pasajes de la Biblia en los que se los condena a muerte o, peor, al tormento eterno. Pero no quiero detenerme demasiado en ese punto pocorelevante.
Falsa desigualdad de derechos
La siguiente sección trata de establecer que el amor no es criterio suficiente para permitir que dos personas se casen. Sigue el artículo:
Por ejemplo, esbastante común encontrar primos enamorados, un adolescente menor de edad enamorado de una mujer mayor, grupos de más de dos personas (polígamos), un hombre que ama a una mujer que ya está casada,...
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