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Soy de los que sostienen que Fujimori no será indultado. Será difícil demostrar que tiene una enfermedadterminal o que las condiciones de su reclusión amenazan gravemente los males que lo aquejan. Los traslados a clínicas privadas para sus chequeos son cada vez más frecuentes y no se puedeaducir que sus problemas de salud no son bien atendidos. Por lo tanto, el indulto, de darse, sería calificado como un indulto político. Indultar a un e presidente condenado por la violaciónde los DD.HH. y crímenes de lesa humanidad sería un escándalo internacional, y probablemente esta decisión terminaría en denuncias ante la CIDH. Pero las encuestas señalan una ligeramayoría a favor del indulto, y es mentira que el presidente no se fije en las encuestas. Todo militar sabe que las decisiones se toman después de un análisis de la situación, de sucontexto y de los riesgos que están en juego. De las correlaciones de fuerzas existentes. Si, por ejemplo, un 80% de la población apoyara el indulto, Ollanta lo daría sin vacilar. Pero, dada laactual correlación de fuerzas, tampoco puede mantener a Fujimori tal como está. De ahí viene la vacilación y la demora en recibir el informe médico, que ya pareciera el pretextopresidencial para darse tiempo en pensar y, también, consultar qué decisión tomar. Mi intuición dice que va a optar por una salida intermedia. ¿Estará pensando en la reclusión domiciliaria?
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