Manuel Gonzales Prada
entre romanticismo, positivismo y anarquismo 1
Joël DELHOM
Université de Bretagne-Sud, Lorient,
Francia
Como en muchos pensadores liberales o radicales de la época, el interés del intelectual
peruano M. González Prada (1844-1918) por la condición de la mujer está vinculado con su feroz
anticatolicismo, undeterminante ideológico que es también una reacción a la excesiva devoción
de su familia señalada por su esposa (Ad. González Prada 1947:155). Lo demuestra el título de su
ensayo más interesante sobre el tema, el discurso “Las esclavas de la Iglesia” pronunciado el 25
de septiembre de 1904 en la logia masónica Stella d’Italia de Lima y publicado cuatro años
después en el libro Horas de lucha (GonzálezPrada 1976:235-246). El escritor recalca el
proselitismo religioso de las mujeres en los hogares, a pesar de que las instituciones católicas las
rebajan moral y socialmente, generando en ellas desprecio y culpabilidad para rematar su
alienación. Como educan a los hijos, las madres transmiten sus creencias y perpetúan así la
sumisión aunque los padres descreídos intenten oponerse. Sin embargo,González Prada echa
tanto la culpa del auge clerical de los años 1895-1905 a la hipocresía de los liberales peruanos,
satisfechos con la subordinación doméstica y social de la mujer, como al activismo católico de
los conservadores. El polemista denuncia el carácter intelectual y físicamente perjudicial y
discriminatorio de la educación reservada a las jóvenes por las congregaciones religiosas(instrucción irracional, superficial; carencias alimenticias, encierro). En otro ensayo titulado
“Instrucción católica” y publicado en su primer libro, Pájinas libres (1894), González Prada
explica que las monjas, por no tener experiencia del amor, no están capacitadas para preparar a
las adolescentes a su futuro papel de esposas y madres, una función social que atribuye a la mujer
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Publicado en P erversas y divinas. La representación de la mujer en las literaturas hispánicas: el fin de siglo
pasado y/o el fin de milenio actual, Carme Riera, Meri Torras e Isabel Clúa (eds.), t. 1, Ediciones Ex Cultura, CaracasValencia, 2002, p. 183-190. El autor quiere agradecer a la profesora Dianna Niebylski sus pertinentes comentarios.
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sin discutirla jamás. Rechaza también elinternado para los muchachos como una forma de
segregación sexual que redunda en desconocimiento mutuo de hombres y mujeres, luego en
hostilidad y desprecio, cuando no en homosexualidad. Concluye aduciendo que la escuela
católica resulta inmoral porque fomenta la discordia en el matrimonio al moldear tiranos
misóginos y libertinos. El objetivo principal de las congregaciones docentes es, según elautor,
doblegar la voluntad de los jóvenes hasta convertirlos en seres sumisos al clero2. Podemos
comprobar que los temas de la educación, de la religión y de la mujer están estrechamente unidos
en el pensamiento del intelectual peruano, como es habitual en el discurso anarquista de la época3
con el que se relaciona una gran parte de su obra ensayística y periodística. Sin embargo, en estetrabajo, nos centraremos en su concepción de la mujer y de la pareja para tratar de evidenciar
cómo se sitúa en la confluencia de varias corrientes ideológicas que se complementan o se
neutralizan, produciendo a veces contradicciones en el discurso.
Como ácrata, González Prada no espera que las instituciones liberen a la mujer; en
cambio, cree en las virtudes del individuo, del amor y de lasolidaridad, cuya elemental
incubadora es la célula familiar. Desde un enfoque ampliamente compartido, la familia
constituye el primer grado de la vida social en el que se forma al ciudadano, de modo que la
conducta del individuo en su hogar condiciona la que ha de tener más tarde en el marco general
de la sociedad. Así, pues, el autor considera que la lucha debe empezar en la misma casa y...
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