Manzanares
Quizás no sea necesario realizar un viaje demasiado extenso para hallar lo que buscamos. Quizás no sea cuestión de disponer de demasiado tiempo, sino de saber aprovecharlo.Un recorrido por algún pueblo perteneciente a la provincia de Buenos Aires pudo, en el caso de Pedro, conducirlo a pensar en muchas cosas.
Hace tiempo que se le había presentado la inquietud devisitar, de conocer un poquito a fondo otras realidades presentes en el territorio en el que vive pero con las que no tiene casi contacto. Cierto interés por recorrer una de las tantas caras de unamisma realidad que muchas veces pasa desapercibida o simplemente se olvida. No fue necesario trasladarse demasiados kilómetros para poder acercarse a otra burbuja distinta a la suya. Llegó a Manzanares,un pueblo humilde, primitivo, austero, podría decirse con escaso crecimiento. Las casas, muchas de ellas prefabricadas, daban la sensación de una humildad extrema. Techos bajos, paredes de materialsin terminar, escasos negocios (cree que pudo contar cuatro o cinco). Hasta las costumbres de este pueblo parecían ser sacadas de otra época histórica. El contexto rural, describía zonas pocoexplotadas, dedicadas básicamente a la actividad agropecuaria. Demás está decir, el placer que le provocó ver a sus habitantes viviendo en la paz extrema, niños jugando en las calles, conociéndose unos a otros,en un clima de cordialidad casi permanente, recorriendo en bicicleta cada espacio, esperando el tren que los aproxime, tal vez, a una zona más activa. La vestimenta también sufría sus modificacionesobvias. Hombres con boina y ropa de campo, mujeres que parecen tener cierto contacto con la actualidad en moda, pero que se visten acorde al clima.
Fue introduciéndose muy lentamente, expectante dealguna construcción histórica. Su ojo crítico se afiló durante todo el camino. Pudo apreciar, por ejemplo, la primera línea ferroviaria que llegó al pueblo hacia mil ochocientos ochenta y ocho, cuya...
Regístrate para leer el documento completo.