Mapa mental
LA PIEDRA MUERTA
Por Ricardo Rojas
Yo estaba ayer en Tandil, cuando, al atardecer, el pueblo entero se conmovió al rumor de que la piedra que dio fama y espíritu a la ciudad pampeana, habíase, de pronto, derrumbado falda abajo del solio de misterio donde por tanto tiempo la admiraron. El estupor de las grandes catástrofes colectivas, un estupor incrédulo y fatal, cundió en el alma de la muchedumbreemocionada. Voló de labio en labio la insólita noticia: deteníanse los transeúntes para comunicarla; avisábanla
desde sus puertas los vecinos; llevábanla con presteza, invisibles agentes, hasta el suburbio de las quintas lejanas.
...Y es que la piedra movediza era para el Tandil como su lido para Venecia, como su torre para Pisa, como su golfo para Nápoles, como su vega para Granada, como susalmenas para Avila, como su cerro para Montevideo, como su bahía para Río, como su colina para Montmartre, como su floresta para Tucumán. Era, quizá, más que todo ello ante la conciencia de aquel vecindario, pues entre los rasgos de la naturaleza que dan fisonomía a las ciudades, la piedra caída ayer, no era un espectáculo sino un misterio, no era un panorama sino una presencia. Como tal lo sentíanen su corazón todos los seres que hoy deploran su inexplicable derrumbamiento: como un misterio desvanecido en la sombra, como una presencia que ya no volveremos a contemplar jamás.
...Cuando llegué hasta la sierra, llevado por el deseo de comprobar los rumores que circulaban en la ciudad, era ya casi de noche. Una agitada muchedumbre hormigueaba al pie del monte, se diseminaba por lascercanías, negreaba sobre la cumbre, subía y bajaba por la escarpada senda. Oíanse las mismas apasionadas parlerías que un momento antes por las azoteas y calles del pueblo: conjeturas, noticias, lamentaciones, denuestos. Acababa de encontrar, por el camino, coches, automóviles, bicicletas, caballos con tres peregrinos montados a...
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